A propósito de la financiación de la ampliación del metro
El autor mantiene que los ocho presupuestos de Ruiz-Gallardón contenían un déficit oculto que está aflorando ahora.
La doctrina oficial del PP en materia presupuestaria se basa en la idea de no gastar más de lo que se ingresa (equilibrio presupuestario), en reducir el stock de deuda y hacer una rebaja de impuestos. A la vez, se han acometido tres grandes ampliaciones del metro. Los sucesivos Gobiernos del PP han tratado de hacernos creer que todo eso es perfectamente compatible, como si se tratara del milagro de los panes y los peces, achacando a la virtuosa gestión del PP tal maravilla. Es el "gratis total" a que tanto se refiere la actual presidenta.
Desgraciadamente, no hay milagros, sino contabilidad creativa. La primera ampliación del metro se encargó a la empresa pública Arpegio, que asumió el endeudamiento correspondiente. Hasta que un buen día llegó Eurostat y les dijo que, si la obra era propiedad de la Comunidad de Madrid, el pasivo correspondiente también. Así, el PP se encontró con que la deuda de la Comunidad de Madrid no estaba bajando (como decía su propaganda electoral), sino que de repente crecía hasta duplicar la que habían heredado. De este hecho, los dirigentes del PP no sacaron la conclusión de que el Gobierno de la Nación trataba de asfixiar a la Comunidad de Madrid, como dicen ahora. ¿Sería porque en el Gobierno de la Nación estaba Aznar?
Los defensores de la estabilidad presupuestaria siguen pontificando, pero nunca la han practicado
Para la segunda ampliación (Metrosur) se diseñó un instrumento un poco más sofisticado. Los túneles y los trenes de Metrosur son propiedad de Mintra, una empresa pública creada al efecto. Mintra alquila a Metro de Madrid SA (otra empresa pública) la infraestructura y el material móvil, y recibe un canon a cambio. Pero Metro de Madrid recibe, a su vez, subvenciones públicas, sin las cuales sería deficitaria. Así es que el dinero público sale del Presupuesto de la Comunidad, viaja por Metro y llega a Mintra. Pretender que la actividad de ésta se desarrolle en el mercado es lo que, al parecer, no ha convencido a Eurostat, que ha declarado que la deuda de Mintra por la operación de Metrosur corresponde a la Comunidad de Madrid.
Eso sí: como ahora gobierna Zapatero, se dice que está tratando de asfixiar a la Comunidad de Madrid. Dicho sea de paso, el que la deuda de Mintra compute como deuda de la Comunidad de Madrid hace que también consolide como deuda de España, lo cual no tiene que hacer mucha gracia a las autoridades españolas. Pero no hay que permitir que la verdad estropee un buen insulto a Zapatero.
Los alegres y combativos liberales de Esperanza Aguirre han abordado la tercera ampliación del Metro con el mismo instrumento, Mintra, sin ver que si Eurostat destapaba la segunda ampliación salpicaría a la tercera. En esto han sido menos diligentes que los intervencionistas de Ruiz-Gallardón, que han creado con Calle 30 un instrumento distinto de Mintra, ganando, al menos, tiempo. No sabemos qué instrumento crearán ahora para salir del entuerto en que ellos mismos se han metido. Pero sea el que sea, algo está quedando claro: los ocho presupuestos de Ruiz-Gallardón contenían un déficit oculto que ahora está aflorando.
Si uno lee los programas electorales del PP resulta que, en ocho años, se obtuvo un superávit agregado de 816 millones de euros, destinado, según el PP, a rebajar el nivel de deuda. Pero si uno se va a los datos del Banco de España ve que la deuda, en esos mismo años, se incrementó en unos 3.500 millones. Ahora queda todo claro: en realidad nunca hubo superávit, sino un formidable déficit oculto. Lo cual sigue sin ser óbice para que los esforzados defensores de la estabilidad presupuestaria sigan pontificando sobre sus virtudes, aunque queda claro, clarísimo, que nunca la han practicado.
Y está pendiente un debate algo más interesante: ¿Cuánto nos cuesta la ocultación del déficit? No sólo no existe el "gratis total" -cosa que sabe cualquier persona que no ocupe un cargo en el Gobierno Aguirre- sino que resulta más caro financiar infraestructuras por ciertos métodos ingeniosos que por otros más tradicionales.
A la postre ¿no será más barato tener un déficit moderado pero transparente que no tener el mismo déficit pero oculto?
Adolfo Piñedo es portavoz del PSOE en la Comisión de Presupuestos de la Asamblea de Madrid.
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