La felicidad de la comparación: "mejor", "más que"
Ibarretxe mantiene un tono enfadado, irritado por la negativa del Gobierno a aceptar su planteamiento negociador
A los militantes y seguidores del PNV les gustan mucho las comparaciones. No se trata de que el País Vasco vaya avanzando y prosperando legislatura a legislatura, año a año, respecto a sí mismo. Lo que tiene más tirón, la idea a la que recurren continuamente los oradores en sus mítines, unas veces intencionadamente y otras, quizás, inadvertidamente, es que los vascos están "mejor que".., son "más que..." otras zonas de España. El lema de la campaña nacionalista de este año tiene un ligero aroma norteamericano, Quieres. Puedes, pero las frases que realmente despiertan el entusiasmo y la felicidad de su público son, sin duda, mejor que y más que...
El propio Josu Jon Imaz, presidente del PNV, recurre a menudo a esas comparaciones, aunque sea para resaltar que Euskadi es "más solidaria que" el resto de España: "Nosotros enviamos todos los años a las pensiones españolas más dinero que el que cuestan varios museos Guggenheim, y lo seguiremos haciendo, ¿verdad, lehendakari?", aseguró en el mitin estrella del pasado sábado, en el gran y nuevo escenario del BEC (Bilbao Exhibition Centre).
El tema de las pensiones, es decir, de la capacidad de un Euskadi independiente o libre asociado para mantener y mejorar las rentas de los jubilados, que ponen en duda continuamente socialistas y populares, parece haber calado y causar alguna inquietud. Por eso, los dirigentes nacionalistas insisten en que no hay problema. Sobra, mantienen una y otra vez.
La otra gran inquietud del PNV parece ser la movilización. "No os durmáis", pedía Imaz a los 12.000 o 13.000 asistentes al mitin: "Tenéis que pedir el voto a los amigos, a la familia, a los compañeros de trabajo...". El presidente del PNV no aludió ni una vez a EHAK, ni al riesgo de seguir dependiendo del voto batasuno para alcanzar la mayoría absoluta. Oyéndole, no daba la impresión de que eso pudiera constituir un problema. De hecho, resulta llamativo que los dirigentes del PNV no pidan nunca expresamente a los votantes de HB que recapaciten y cambien su papeleta. Siempre parecen dirigirse a los votantes socialistas y populares, y siempre identifican la "amenaza" con el PSE y el PP.
La campaña del lehendakari Juan José Ibarretxe tiene este año un toque distinto. Quizás porque mantiene un cierto tono enfadado que impregna buena parte de sus discursos. Le irrita, lo demuestra y lo transmite, que el resto de España no acepte sus planteamientos. Parece convencido, como les explicó el sábado a los jóvenes de su partido, que éste es un momento "irrepetible", "histórico", y que con "fuerza" (mucha fuerza, pidió una y otra vez) es posible obligar al Gobierno de España a negociar el famoso plan que lleva su nombre.
El lehendakari tiene sin duda una magnífica aceptación entre los militantes del PNV y cuenta a su favor con un gran dato en todas las encuestas: la mayoría de los vascos (el 49,1%, según el último sondeo publicado por EL PAÍS) cree que su partido es el que está más capacitado para gobernar y el que mejor defiende los intereses de Euskadi (el 46,1%, frente al 6,9% del PSE). Pero últimamente Ibarretxe ya no habla tanto de gestión. Su gran obsesión es el nuevo "anclaje" de Euskadi, la oportunidad "histórica" de lanzar al País Vasco por otro camino, y ese discurso parece consumir todas sus energías.
Esa convicción es probablemente la que le permite "disociarse" y lanzar a su electorado frases que serían sorprendentes en cualquier otro dirigente político en ejercicio: "Esta sociedad", dijo en el BEC, "está harta de que no consigamos acuerdos". Claro que, inmediatamente, prometió que el día 18 por la mañana cogerá el teléfono y le dirá a Rodríguez Zapatero que ya está bien y que el Gobierno español debe sentarse inmediatamente a negociar con el Gobierno vasco. Lástima que las leyes no contemplen esa negociación Gobierno a Gobierno. solg@elpais.es
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