Peaje, tranvía y parquímetros en otras ciudades europeas
"Es la única cosa, de todas las que he hecho en 33 años en la vida pública, que ha funcionado mejor de lo que esperaba". Así resumía en marzo de 2004 el alcalde de Londres, el laborista Ken Livingstone, el éxito del peaje urbano instaurado en la capital inglesa un año antes: los automovilistas deben pagar cinco libras (7,5 euros) para acceder al centro de la ciudad. La consecuencia ha sido que la velocidad media de circulación ha subido hasta las cotas que se daban en los años sesenta. Este peaje o tasa por congestión, como les gusta llamarla, ha reducido en un 20% el número de vehículos que entran al centro.La tasa se aplica al núcleo central de la ciudad: un territorio de 12,8 kilómetros cuadrados donde coinciden a diario un millón de personas.
El peaje urbano ha ido acompañado de un incremento de 200 vehículos en la flota de autobuses, de una política de multas eficaz y del empleo de la grúa para retirar los vehículos mal aparcados o que no han abonado el canon. Pagan los coches que lleguen entre las 7.00 y las 18.30 de lunes a viernes. Hay que pagar en el día y antes de las 22.00.Está en estudio subir el precio y extender la zona a Chelsea.
En París, la política municipal respecto al tráfico trata de privilegiar los carriles exclusivos para taxis y autobuses y reducir la calzada destinada a vehículos particulares. La red de metro y de cercanías permite apostar por esa estrategia de dificultar el tráfico. Además, el Ayuntamiento pretende acabar antes de 2012 una circunferencia de más de 40 kilómetros de vía de tranvía interconectada con las 14 líneas de metro urbanas y las cinco de metro regional, informa Octavi Martí. París es, además, una ciudad con escasos aparcamientos.
Aparcar en el centro de Amsterdam, especialmente en el cinturón de los canales, cuesta 3,40 euros por hora. La tasa ha servido para que menos del 30% de los visitantes se aventure por allí al volante, informa Isabel Ferrer.
En Estocolmo, Goteborg y Malmö, desde 1996 se impide el paso a los vehículos pesados contaminantes (una de las medidas que Madrid baraja imponer) y a los de más de 14 años.
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