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Columna
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República

Crecí descendiente de aquellos perdedores de la guerra civil que, con la discreción obligada, ni quisieron olvidar ni quisieron callar. Por eso cada 14 de abril se disparaba en la intimidad de nuestro comedor el tapón de una botella, para brindar por la democracia que antes o después habría de llegar, mientras en el tocadiscos con pegatina tricolor sonaban muy quedo unos cuantos acordes del Himno de Riego.

No relato heroicidades, y también sé que los partidarios de la amnesia hablarán despectivamente de "nostalgia estéril". Pero gracias a aquella pequeña fiesta anual y a algunas conversaciones a la altura de la comprensión infantil, la gente menuda supimos que hubo un pasado con algo más que el Cara al Sol y los sermones apocalípticos del párroco. Es decir, nuestra visión del mundo no se acabó de arruinar tanto como se había ido al carajo la vida de nuestros mayores.

Obviamente, no fue igual para la mayor parte de aquella generación nacida en los 50. Y lo que es peor: tampoco lo está siendo para las posteriores, con el agravante de que hace tiempo que "ya se puede hablar".

Da la impresión de que la poca Historia que se explica en los colegios e institutos sigue pasando por alto aquellos años fundamentales de la II República, la guerra y la posguerra, un paréntesis de muchos años que sólo los estudiosos parecen querer eliminar (y algunos particulares, a quienes de inmediato se endosa el calificativo de "abuelo cebolleta" y que son especie en extinción por la llamada "ley de vida").

La Universidad de Valencia presenta mañana una "Guía Urbana" virtual que muestra los lugares importantes de la ciudad cuando fue capital de la República: ministerios, casas de cultura, escuelas, sedes de organizaciones...algunos edificios e incluso palacios ya desaparecidos. Es el callejero de los tiempos de la esperanza y la incertidumbre, la geografía de la memoria recuperada. Después de consultar www.uv.es/república/plano/indice.htm pasearemos por los lugares conocidos con otros ojos, imaginando desde el presente aquel tiempo apasionante y duro, sintiéndolo tan cerca y tan lejos a la vez. Pásalo.

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