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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Frank Conroy, escritor y director de un célebre Taller de Escritores

Frank Conroy, autor del clásico libro de memorias Stop-Time y que ejerció una gran influencia sobre generaciones de jóvenes escritores, murió el jueves en su casa de la ciudad de Iowa. Tenía 69 años. La causa de la muerte fue cáncer de colon, según su mujer, Margaret.

Conroy, que dirigió el Taller de Escritores de la Universidad de Iowa durante 18 años, publicó solamente cinco libros, una cifra relativamente pequeña para un escritor de su prestigio, pero uno de ellos fue su lúcido y evocador libro de memorias de 1967, que ha sido un modelo para innumerables escritores jóvenes, el tipo de libro que se pasa de mano en mano como un secreto de la profesión. Pero Conroy era también un profesor amable, pero exigente, que en Iowa contribuyó a perfilar la carrera de jóvenes escritores, entre ellos Curtis Sittenfeld, Elizabeth McCracken, Z. Z. Parker, Nathan Englander y Abraham Verghese.

Frank Conroy nació en Nueva York el 15 de enero de 1936. Su padre, Phillip, abandonó a su mujer y dos hijos cuando Conroy era niño. Conroy se crió con su madre, Helga, inmigrante danesa, y un padrastro. El tema de Stop-Time es la tensa e incierta infancia y adolescencia de Conroy. El libro es la historia de la mayoría de edad de un joven que, en cierto sentido, se ha criado a sí mismo. Conroy asistió al instituto Stuyvesant de Nueva York y se graduó en 1958 en el Harvard College, donde vendió su primer relato corto cuando estaba en el último curso.

Aunque al principio tuvo ventas muy modestas, Stop-Time, uno de los pocos libros que han sido recomendados tanto por Norman Mailer como por William Styron, convirtió a su autor en una celebridad literaria. Transcurrieron 18 años hasta el siguiente libro. Vivía de escribir artículos para revistas y tocando el piano en clubes de jazz.

Le sobreviven dos hijos de su primer matrimonio. También le sobreviven su primera y segunda esposas y otro hijo. La carrera docente de Conroy empezó más o menos por casualidad en 1978, cuando fue invitado a la Universidad de Iowa como sustituto. Descubrió que tenía un don para ello y siguió en la enseñanza en la Universidad George Mason, en Brandeis y en MIT, hasta convertirse en director del programa de literatura en la Fundación Nacional para las Artes, un cargo que ostentó desde 1982 a 1987.

Conroy, cuya única novela, Body and soul (1993), trata de un chico pobre que al crecer se convierte en un famoso compositor y pianista, comparaba la enseñanza con interpretar jazz. "Tienes que ser rápido, capaz de pensar sobre la marcha y de confiar en ti mismo para improvisar bien ciertas estructuras", dijo. Sus alumnos recuerdan el cuidado y la simpatía instintiva que ponía en la tarea.

Frank Conroy.
Frank Conroy.

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