Ibarretxe pide a Álava que actúe sin complejos para liderar el proyecto de Euskadi
"Tenemos que aportar a la cultura universal lo que los vascos y alaveses somos", proclama
Juan José Ibarretxe recuperó ayer un concepto de la política muy explotado por José María Aznar, el de actuar "sin complejos". Y lo hizo en Álava, la provincia perdida por el nacionalismo, la suya, a la que ya ha acudido dos veces en campaña. El lehendakari pidió a los alaveses que "recuperen el protagonismo para liderar el proyecto de Euskadi", contrarrestando con ello la idea de que esta provincia ha caído ya para siempre en manos de los partidos constitucionalistas. Además, trató de salir de su discurso siempre localista para señalar: "Tenemos que aportar a la cultura universal lo que los vascos y alaveses somos".
La idea de actuar "sin complejos" ha sido muy utilizada por el PP precisamente en el momento en que era atacado con más dureza por el apoyo del Gobierno de José María Aznar a la guerra de Irak. Ibarretxe también la usa en un sentido identitario, pero especialmente referido a Álava, el lugar donde, según esta idea, los "complejos" han llevado al nacionalismo a perder el poder. "Hay que recuperar el protagonismo de Álava como pulmón social del proceso de construcción nacional. Que vuelva a ser un líder. Álava es una adelantada en la cultura y la lengua vasca", insistió, obviando que en este lugar fronterizo el castellano domina más claramente al euskera.
"Yo soy alavés y vasco y reclamo un protagonismo en la vida política y social de este territorio que no se da" con el gobierno del PP [en la Diputación] apoyado por los socialistas, explicó ante unas 400 personas en un hotel de Vitoria.
El jefe del Gobierno vasco sigue sin lanzar ningún mensaje que tenga relación con la actualidad. "Nosotros, a lo nuestro", repite constantemente. Sus teloneros, como otros candidatos y la mayoría de los políticos, sí suelen hacerlo, pero él nunca. Ni siquiera ayer, cuando tenía a disposición dos asuntos importantes, por un lado la llamada del irlandés Gerry Adams al IRA para que deje paso a la política, y por otro la irrupción del presidente catalán, Pasqual Maragall, que apuesta por un pacto PNV-PSE tras las elecciones.
De hecho, la cuestión de la pacificación ocupa un espacio mínimo en su discurso, y la de los posibles pactos, directamente no existe. La mayoría de los días, cuando plantea el panorama de la situación vasca, no se refiere a la violencia. Nanclares de Oca (Álava), el pasado lunes, fue una excepción. "Nuestra obsesión es trabajar la paz", aseguró. "Tengo 48 años y no he conocido esta sociedad en paz. Quiero legar a mis hijas una sociedad en paz. Pero no viene sola. Hay que trabajarla. El camino es el diálogo. El 17 de abril es una oportunidad para abrir las puertas a una negociación que se nos negó en Madrid, depende de la fuerza que consigamos", recordó a sus militantes.
Un ritmo sin aspavientos
El lehendakari, como buen ciclista, una afición que él mismo destaca como formadora de su carácter, mantiene su ritmo sostenido de campaña, sin aspavientos. Sólo por la mañana se salió ligeramente del guión, obligado por las circunstancias. Una treintena de jóvenes simpatizantes de Batasuna trataron de romperle un acto en la universidad, con gritos y pancartas de "Ivarreche, ¡Español!" o "PNV, ¡Español!". Visiblemente molesto, el jefe del Gobierno vasco apeló incluso en esas circunstancias al entendimiento y repitió una de sus ideas más conciliadoras: "Se puede amar lo que se es sin odiar lo que no se es y sin insultar".
La campaña entra ya en su recta final. La irrupción del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, prevista para hoy en San Sebastián para apoyar a Patxi López, marcará el inicio del último acelerón. El PNV tiene preparado el sábado, tal vez para contrarrestar, un gran acto en Bilbao con la presencia del hasta ahora desaparecido Josu Jon Imaz, líder del partido. Tal vez allí, Ibarretxe entre finalmente a los múltiples trapos que le han lanzado sus adversarios.
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