Amarga hazaña del Chelsea
Un penalti a última hora da vida al Bayern tras una batalla abrumadora en la que Lampard condujo a su equipo a la victoria
En la mejor tradición de la rivalidad anglo-alemana, el Chelsea y el Bayern combatieron por cada metro en Stamford Bridge. El Chelsea combatió más y mejor, estuvo a punto de noquear a su a su rival con una exhibición de poderío y, sin embargo, dejó la eliminatoria abierta con un penalti que cometió Carvalho a última hora, un error quizá fatal. Como tantas veces en la Copa de Europa, el Bayern encontró la manera de sobrevivir a una pésima noche. Así ha construido su larga historia de éxitos, así se ha hecho temible, sin fútbol, sin nada especial. Da lo mismo.
El Chelsea protagonizó el encuentro con toda clase de recursos. Fue sólido y especulador tras anotar un temprano gol. Fue arrollador tras recibir el empate. Fue impecable en su tenacidad para sacar el máximo rendimiento a los pelotazos y más tarde al fuego cruzado desde cualquier lugar del campo, en jugadas de choque y rechace, al viejo estilo británico, acciones tan simples que resultó sorprendente la dificultad del Bayern para desactivarlas. Se supone que conoce de memoria el manual del pelotazo. Ha vivido muchos años de él, de volcar la pelota desde cualquier sitio a sus gigantescos delanteros. Sin embargo, su defensa se tragó dos fotocopias: el pase largo, el rechace, la pasividad de los centrocampistas para apagar fuegos y los remates de los centrocampistas del Chelsea. En este capítulo emergió la figura de Frank Lampard, el mediocampista integral, uno de los jugadores más competitivos, inteligentes y eficaces del fútbol mundial. Acreditó su poderío rematador en dos disparos sensacionales que tumbaron al Bayern después del empate. El primero fue un tiro de precisión. El segundo fue una belleza: Lampard controló el centro de Johnson se giró y clavó la pelota junto al palo con un zurdazo excepcional. Detrás de sus goles pareció que dejaba a un Bayern destruido, incapaz de gobernar un empate que tenía un enorme valor en la eliminatoria.
CHELSEA 4 - BAYERN MÚNICH 2
Chelsea: Cech; Johnson (Huth, m. 65), Terry, Carvalho, Gallas; Cole (Tiago, m. 82), Makelele, Lampard, Duff; Gudjohnsen y Drogba (Forssell, m. 89).
Bayern Múnich: Kahn; Sagnol, Lucio, Kovac, Lizarazu; Hargreaves, Frings, Zé Roberto (Scholl, m. 73); Ballack; Salihamidzic (Schweinsteiger, m. 46) y Guerrero.
Goles: 1-0. M. 4. Cole dispara desde fuera del área y el balón rebota en Lucio.
1-1. M. 52. Schweinsteiger marca a placer.
2-1. M. 60. Lampard fusila desde fuera del área.
3-1. M. 70. Lampard marca a la media vuelta. 4-1. M. 81. Drogba bate a Kahn tras un córner.
4-2. M. 93. Ballack marca de penalti.
Árbitro: Rene Temmink (Hol.). Amonestó a Drogba, Carvalho, Frings, Gallas, Makelele y Schweinsteiger.
40.253 espectadores en Stamford Bridge
Fue un partido para espíritus fuertes, sin concesiones, de una intensidad abrumadora. A la temprana ventaja que cobró el Chelsea se opuso el Bayern con la tenacidad que le caracteriza y la precisión que tantas veces ha demostrado para sacar ventaja de cualquier error. Lo cometió Cech, el gran portero del equipo inglés. En lugar de desviar hacia el costado izquierdo el duro remate de Ze Roberto, dejó la pelota de frente al joven Schweinsteiger, que apareció como un rayo y dejó la pelota en la red. Eso ocurrió después una larga batalla, con un fútbol de mucha pierna, algunas jugadas de mérito y la sensación de que no se permitían futbolistas débiles. En contra de su historia, el Bayern se quebró en el segundo tiempo, en el momento más favorable para sus intereses. Aguantó una delicada situación en la primer parte, tras la ventaja que obtuvo el Chelsea con su temprano gol. Fue un pelotazo de 70 metros, en la primera acción de ataque del equipo inglés. Desde su campo, Terry volcó la pelota en el área, despejó Kovacs y el rechace cayó al borde del área. Ningún centrocampista del equipo alemán acudió para proteger la zona, error que aprovechó Gudjohnsen para entregar el balón a Joe Cole, cuyo remate fue desviado por Lucio. Desvío fatal. Kahn quedó a contrapié y la pelota entró en la portería.
El Chelsea se encontró en la posición perfecta para su manera de interpretar el fútbol. Extremadamente sólido en el capítulo defensivo, su facilidad para contragolpear puso en graves dificultades al Bayern, que aguantó con firmeza en el primer tiempo. El primer tiempo vio el inmenso desgaste de los dos equipos. Una oportunidad de Ze Roberto tras un fallo clamoroso de Johnson fue lo único reseñable del Bayern. No había sitio para las oportunidades en un encuentro de tanta batalla. Con el empate del equipo alemán, se abrió otro partido, igual de trepidante, pero jugado fundamentalmente en otro lugar: se trasladó del medio campo al área de Kahn. El Chelsea respondió con ferocidad al empate y comenzó una ofensiva que coronó a Lampard como héroe de la noche. Marcó dos tantos y pareció todo aquello que no se observó en Ballack, la estrella del Bayern. Frente a la inconsistencia del jugador alemán, Lampard fue el futbolista omnipresente que condujo a su equipo hasta a la victoria, que pudo resultar decisivo tras el cuarto tanto, anotado por Drogba en medio de la confusión de la defensa del Bayern. El partido tomó el aspecto de un Waterloo para el Bayern, pero finalmente encontró la manera de sobrevivir a la catástrofe. No es la primera vez, ni será la última. En el último minuto, Ballack sintió la mano de Carvalho en la camiseta, sobreactuó en su caída y se encontró con la mirada cómplice del árbitro. Era el último suspiro del duelo y todo cambió en ese instante. Marcó Ballack y dejó al Chelsea frente a la realidad del resultado: una gloriosa victoria que le deja en una posición muy difícil en la eliminatoria. Es lo que pasa cuando se juega frente al Bayern.
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