"La motricidad no es buena, bajad el alerón delantero"

Entre todas las circunstancias que se comentaron durante el Gran Premio de Bahrein de fórmula 1 entre Fernando Alonso y el box de Renault, a través de la radio, hubo una que determina el nivel de aplomo y seguridad que destila el español. Sus conocimientos sobre el comportamiento del coche que pilota le permiten discernir con claridad lo que le está ocurriendo en cada momento. Así que, cuando se llevaban unas 15 vueltas de carrera, Alonso comenzó a alertar a su equipo de que notaba cierto subviraje.

"La motricidad no es buena", aseveró el asturiano, de 23 años; "habrá que modificar los reglajes del alerón delantero y bajarlos algunos grados, por favor". Fueron órdenes muy precisas que luego el jefe de mecánicos trasladó al equipo, especificando que les quedaban 20 segundos para preparar el primer reavituallamiento de Alonso, en la vuelta vigésima.

Para entonces, Alonso tenía un control exhaustivo de la carrera, puesto que su único rival de peso, el alemán Michael Schumacher, se había retirado, víctima de problemas hidráulicos. Pocas vueltas más tarde, desde el box le aconsejaron que bajara el régimen de revoluciones de su motor para evitar desgastes innecesarios, vistos los problemas que sufrió su compañero de equipo, el italiano Giancarlo Fisichella, que abandonó tras la tercera vuelta por rotura del motor.

"Fue alrededor de la trigésima vuelta", confesó en la madrugada de ayer en el programa El larguero, de la cadena SER; "hay un dispositivo en el volante que nos permite bajar el nivel del régimen del motor. El máximo nivel es el ocho y yo lo bajé hasta el seis, o sea, unas 500 revoluciones por minuto menos. Es la mejor forma de preservar el motor". El nuevo Renault RS25 permite alcanzar las 18.800 revoluciones por minuto, unas 800 más que el viejo RS24.

"De acuerdo", respondió Alonso; "sin riesgos, pero yo sigo atacando". Su perfecta conducción, sin embargo, le permitió mantener un buen ritmo sin apenas desgaste. Robert White, director de motores del equipo, se lo dijo a Alonso tras comprobar el estado del coche en los controles telemétricos: "Tu motor está nuevo. No ha sufrido lo más mínimo y puede afrontar con todas las garantías el próximo Gran Premio de San Marino". En Imola se disputará la primera carrera europea del Campeonato del Mundo, el día 24 de este mes, la segunda y última que Alonso debe disputar con el motor de Bahrein.

En contraste con la escrupulosa meticulosidad de su compañero Fisichella, Alonso toma decisiones más rápidas y es el dueño y señor de todo lo que ocurre en torno a su coche. Son dos personalidades muy distintas, pero que, de alguna forma, se complementan para llevar a Renault al éxito que está viviendo: tres victorias en tres carreras, las dos últimas consecutivas, del asturiano.

Alonso reflexionó ayer sobre el diferente trato que recibía el año pasado y éste en una conferencia de prensa que concedió en Suiza con motivo de la presentación del último reloj de la marca que le patrocina, Sandoz, y que ha ampliado el acuerdo hasta 2007. "Cuando hace un año iba al límite y acababa el cuarto o el quinto, no se valoraba", dijo; "y ahora, que voy al 80% y gano, resulta que sé controlar la carrera y el motor y soy muy bueno. Cuando se tiene un coche competitivo, es más fácil ganar".

La prensa de todo el mundo se rindió a la supremacía de Alonso en Bahrein. En España, la carrera alcanzó un record de audiencia televisiva: fue vista por 5,3 millones de personas, con una punta de 7,3, en Tele 5 y por 511.000 en TV-3. Estas cifras pueden pulverizarse en Montmeló, el 8 de mayo, donde Alonso correrá como líder del Mundial de F-1. "Para mí", confesó, "eso es una motivación extra".