Con la vista en el Giro

En abril, las piernas de los ciclistas comienzan a afilarse al ritmo de las carreteras vascas. Tras las carreras de Baleares, Valencia, Murcia y Cataluña, llega el turno del frío, las rutas estrechas y la dureza rompepiernas de la orografía de Euskadi. Después, las grandes clásicas de Países Bajos y ya, cada vez más inminente, el Giro de Italia.

Muchos de los que salen hoy de Zarautz comienzan a medir los kilómetros con cuentagotas para llegar al país alpino plenos de fuerza. Pero sin olvidarse del prestigio de la Vuelta Ciclista al País Vasco, una ronda con 81 años de historia, pero con sólo 44 ediciones, debido al parón tras 1935.

El asfalto vasco siempre es propicio al espectáculo y a las victorias de último momento. Este año, las diferencias de las cinco primeras etapas, plagadas de tachuelas y con dos llegadas en alto, la de La Lejana y Aranzazu, no van a ser definitivas. La meta en el santuario, primer sector del viernes, será la introducción, pocas horas después, de la pequeña contrarreloj final, que diseñará el podium definitivo. Los 9,3 kilómetros en Oñati, con un repecho fuerte en el que habrá que cambiar el desarrollo y el ritmo de pedaleo, puede quebrar las esperanzas de los contrarrelojistas más puros.

La competición sirve para buscar y resolver carencias antes de las citas importantes

Pero para llegar con opciones a la prueba cronometrada, los ciclistas tendrán que haber recorrido 740 kilómetros. La primera etapa, de travesía entre Zarautz y Zarautz, en toda lógica debería concluir con una llegada masiva. Desde la localidad guipuzcoana se saldrá la mañana del martes hasta el puerto de La Lejana, un pico de segunda categoría pero con 600 metros finales que pueden hacer daño y, sobre todo, dejar algún descolgado definitivo.

La jornada del miércoles, con un perfil de sierra y tres puertos de segunda, llevará al pelotón de Ortuella hasta Vitoria. Desde la capital, se saldrá el jueves con la meta situada en Alsasua. En el recorrido habrá oportunidades para saltar, con el alto de Opakua al principio de la etapa y con Urbasa, Altamira y dos paso por La Cadena, el último a una veintena de kilómetros del final. Por último, los dos sectores del viernes. Primero, en una rápida etapa de 93 kilómetros habrá que subir Aztiria, Asentzio y concluir en Aranzazu-Oñati. La carrera acabará con la contrarreloj.

La media montaña de la Vuelta Ciclista al País Vasco atrae a corredores que comienzan a entrenar en los Alpes para probar sus fuerzas y las subidas del Giro. Ahora, pese a que todavía falta gasolina, la competición es un buen modo de buscar carencias y solventarlas antes de las citas más importantes. De esta forma, Damiano Cunego, la joven estrella del ciclismo trasalpino; Basso, que acabó segundo en el último Giro; el siempre peligroso Julich, parte del bloque CSC, o los intratables Denis Menchov y Alejandro Valverde, que está cubriendo un espectacular comienzo de campaña, son el atractivo internacional de la Vuelta.