"Soy un poco tontorrón e ingenuo"
Pregunta. Cuando uno tiene tantos premios, ¿se considera Dios bendito... o Margarita Xirgu?
Respuesta. A Margarita Xirgu no tuve el honor de conocerla personalmente. A Dios bendito es a lo que aspiramos todos.
P. ¿Pasa de galardones?
R. Ni mucho menos. Sobre todo de los que dan los compañeros del oficio. Los premios te hacen subir el listón.
P. Éste último Max es por la dirección escénica de La cena: ¿Quiénes son hoy Talleyrand y Fouché?
R. Son personajes colosales de la historia, y yo tengo la sensación de que esa altura de monstruo no la tenemos en la actualidad. O está escondida.
P. ¿Maquiavelo era un principiante al lado de estas dos criaturas?
R. No, no. Maquiavelo era un maestro de esas dos criaturas. Fueron muy buenos alumnos.
P. ¿En esta obra quién está más mundial: usted como Talleyrand o Carmelo Gómez como Fouché?
R. Yo no puedo hablar de mí, pero sí de Carmelo, porque soy su director. Y digo que está extraordinario. A mí me veo dócil.
P. Sé que es usted tan gastrónomo como su personaje. ¿También igual de sibilino y manipulador?
R. En absoluto. Soy un poco tontorrón e ingenuo, y me manipulan.
P. Dice disfrutar haciendo de canalla. ¿Se lo ha hecho mirar?
R. Ja, ja, ja. No. Espero que sea algo compensatorio, porque, como decía, yo soy más bien tontorrón y buena persona, y hacer de malo es como un pequeño aprendizaje para ver si aprendo a protegerme un poco más.
P. Napoleón dijo de Talleyrand que era un montón de mierda con medias de seda. ¿En la política española hay mucha media de seda?
R. Hay mucha media acrílica. Del montón de mierda no puedo hablar, porque no está mi abogado.
P. Director, productor, escenógrafo, actor. ¿Va de autosuficiente?
R. No. Pero siempre pienso que, cuando decido montar un texto, a menos de que sea con veinte personajes, me es más fácil ejecutarlo yo que explicarlo a otros para que hagan lo que yo he imaginado.
P. ¿Cuando encarnó al Quijote contra qué gigantes pretendía luchar?
R. Siempre he querido intentar mejorarme a mí mismo y ver qué hago aquí, para qué sirvo, cómo podría aprender más.
P. ¿Y cuáles son sus molinos de viento?
R. La amistad es uno, pero de los que van a favor, que me airean. Mis molinos de viento sobre todo son mis miedos. Al ridículo, a equivocarse delante de otros y a que el esfuerzo no sirva para nada.
P. ¿Cómo ve el teatro en España?
R. Enfermito, frágil, sin medios, pobre y con poca imaginación.
P. ¿Todo culpa del Gobierno?
R. Culpa nuestra, de la gente del oficio, en primer lugar. Creo que hemos dejado de ser exigentes, y no lo defendemos como deberíamos. Nos hemos aburguesado un poco.
P. O sea, que no hay que pasarle la cuenta a Carmen Calvo.
R. No todavía. Porque no todo el teatro es público. Hay un teatro privado, que es importante, y que para mí es el que más cojea hoy en día, porque la mayoría de los productores tienen poco atrevimiento y piensan sólo en clave comercial.
P. No aguanta las toses en el patio de butacas. ¿Porque a usted no le tose nadie?
R. Ja, ja, ja. Me tosen muchísimo. Antes decía que era un tontorrón y quizá no es la palabra adecuada, sino que por educación me han enseñado, aunque me sienta insultado, a callar y a hacer que no me doy cuenta. Y, en el mundo en que vivimos, esa actitud te transforma en un tonto.
P. "El teatro es para corredores de fondo". ¿Cuántas veces ha dado la vuelta al estadio?
R. Yo creo que muchas. Y he sudado muchísimas camisetas.
P. ¿Le ha cundido ser cómico?
R. Creo que me ha abierto puertas, me ha permitido conocer gente excepcional, y yo no me veo haciendo otro oficio.
P. ¿Dónde tiene la coquetería?
R. Yo no me encuentro coqueto. Yo me encuentro muy normal, jabón, ducha y ropa limpia. Si no una, dos veces al día.
P. Boadella dijo: "Flotats es un marciano. Parece un recién llegado del planeta Cripton". ¿Por qué se llevan tan mal?
R. Uno no se lleva ni bien ni mal con las personas a las que no conoce.
P. No sabe quién es Boadella.
R. Sigue sin aparecer mi abogado.
PERFIL
Con 66 años, es un entregado al teatro -él lo llama "estar en convento"-, que va de casa a la escena y entre medias duerme y se prepara para la siguiente función. Sólo en vacaciones viaja, pasea, va al mercado y cocina platos cuyos nombres harían temblar a Ferran Adrià. No soporta el humo ni el ruido, y se considera completamente urbano
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.