La banca hispana prospera en EE UU
Entidades domésticas se lanzan a competir con las extranjeras por este segmento de mercado
Los hispanos son ya 40 millones y la Oficina del Censo estima que en 2050 rondarán los cien millones en EE UU, un cuarto de su población. Desde 2002 son la minoría étnica más numerosa y representan también el segmento de mayor crecimiento, tanto por el flujo migratorio como por su alto índice de natalidad. Un panal de rica miel para los negocios. Varios bancos españoles se han sumado a la ofensiva de las entidades latinas por hacerse con tan prometedores clientes.
Relegados durante años a ciudadanos de segunda, por primera vez la banca ha fijado su atención en los latinos, que representan un mercado en continua expansión con un poder adquisitivo de 686.000 millones de dólares anuales, según datos del Centro para el Crecimiento Económico Selig, de la Universidad de Georgia. Además, el millón y medio de negocios hispanos, en su mayoría microempresas, generan 250.000 millones de dólares. Todo ello les convierte en una potencia pujante que se extiende por la geografía del país, ya no sólo en sus enclaves tradicionales, como Los Ángeles, Miami, Tejas, Nueva York y Chicago.
Un estudio de la Universidad de Princeton señala que sólo la industria de música latina movió en 2001 642,6 millones de dólares. Por su parte, MasterCard Internacional apunta que el 70% del crecimiento orgánico de los servicios financieros de EE UU provendrá del mercado hispano. ¿Cómo ignorar esta realidad? La industria alimentaria y del motor incluyó hace tiempo el español en su estrategia de negocios, pero el mundo financiero ha permanecido rezagado hasta que el peso de la evidencia ya no deja duda: en dos décadas, EE UU tendrá la mayor población hispanohablante del mundo, sólo superada por México.
El jaque hispano ha apresurado a los bancos tradicionales y también a los extranjeros a mover ficha, en un frenesí insólito por atraer a una minoría ayer ignorada y hoy codiciada.
Las entidades nacionales, por un lado, desarrollan sus jugadas a varias escalas. La más sencilla comprende la apertura de sucursales en español en áreas latinas, adornándolas incluso con el colorido típico mexicano, pues esta nacionalidad representa el 70% de la población hispana de EE UU. La atención telefónica y electrónica en español con empleados bilingües ya forma parte también de la rutina en los bancos importantes.
Compras y alianzas
Otras entidades nacionales buscan aliados entre sus competidores latinos. Es el caso del Citigroup Banamex USA, que opera conjuntamente a ambos lados de la frontera.
Por último, hay bancos que han puesto los ojos en pequeñas firmas financieras hispanas del país, para asociarse a ellas o adquirirlas. Es el caso del First Bank Inc. de St. Louis, que en enero compró, por 10,5 millones de dólares, el FBA Bancorp Inc, un pequeño banco de Chicago que trabaja con hispanos, allanando así de forma rápida el camino hacia ellos.
Aunque los hispanos constituyen ya el 12,4% de la fuerza laboral del país, menos de la mitad de esta población dispone ya de una cuenta bancaria, frente al 96% de los no hispanos. Hasta ahora, un muro de dificultades se alzaba ante ellos, desde la atención en inglés, que muchos no entienden, hasta la exclusión del Seguro Social, que impedía su acceso a los servicios financieros habituales.
Sin embargo, en noviembre de 2001, Wells Fargo, el quinto banco del país, rompió el fuego y, tras un acuerdo en San Francisco con el cónsul general en México, comenzó a aceptar matrículas consulares para abrir cuentas corrientes y de ahorro. Son tarjetas laminadas con foto que emiten los consulados mexicanos a sus naturales como documento de identificación.
Así, Wells Fargo logró 35.000 cuentas de inmigrantes de California en seis meses, con depósitos de 50 millones de dólares. Hoy, unos 200 bancos han adoptado esa modalidad, en plena controversia entre los sectores más conservadores, que les acusan de favorecer la inmigración ilegal. Como la ley permite a los grupos financieros elegir sus métodos de identificación, los bancos afirman que no es su responsabilidad preguntar por el estatus legal al cliente.
El impulso por atraer a los hispanos al sistema bancario tradicional está diseñando, paradójicamente, estrategias poco convencionales. Junto a la matrícula consular, un número creciente de entidades ya acepta otra alternativa: el TAX ID, o número de identificación fiscal. De este modo, los inmigrantes que paguen impuestos federales, pero no sean elegibles al seguro social, pueden obtener créditos y préstamos hipotecarios.
Como apunta un estudio del FDIC, la Compañía de Seguros de Depósitos Federales, en los próximos veinte años la segunda y tercera generación de hispanos representará el 75% de su crecimiento, siendo una población perfectamente integrada en la cultura del país, lo que les convierte en un mercado rabiosamente joven y rentable para el desarrollo bancario.
Bank of America, el segundo del país y el que goza de más cuentas hispanas, divide su plan de negocio en varias partes: clientes hispanos que acaban de llegar al país; aquellos con menos de cinco años, pero que sólo hablan español; los que llevan más de diez años, pero que su primer idioma es el español, y los nacidos en EE UU.
BBVA y SCH
Los dos grandes grupos españoles en el continente americano, SCH y BBVA, buscan desde hace tiempo una porción de este pastel. Parte de su estrategia consiste en labrar el camino a través de México.
BBVA pagó en 2004 cuatro billones de dólares por la adquisición de Bancomer, el mayor banco mexicano, que pasó a llamarse BBVA-Bancomer. El BBVA compró también Hipotecaria Nacional, el mayor prestador de México, y planea permitir a mexicanos de Estados Unidos pagar hipotecas en México. Asimismo, en mayo de 2004 compró Valley Bank, una pequeña institución californiana que trabaja con la comunidad hispana, y en septiembre pagó 850 millones por Laredo Nacional Bancshares, un grupo financiero con base en Tejas que controla el 25% del mercado en la frontera entre Tejas y México, y que es conocido por prestar dinero para pequeños negocios hispanos.
Por su parte, SCH, propietario mayoritario del tercer banco de México, el Santander Serfín, vendió en 2002 el 25% de esta entidad al Bank of América, que es el segundo banco de EE UU y el que más presta a propietarios de negocios hispanos. De este modo, una entidad bancaria participada por españoles, mexicanos y estadounidenses trabaja conjuntamente en la venta de productos para hispanos, como el SafeSend, un servicio de transferencia monetaria a través de los cajeros ATM.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.