_
_
_
_
Crónica:FÚTBOL | 30ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

La Real acepta los regalos de Osasuna

El cuadro donostiarra se olvida del descenso gracias a un rival minimizado por el miedo

Seguramente Navarra está plagada de opiniones sobre por qué Osasuna no gana un partido desde el pasado 21 de diciembre. Más allá de teorías estratégicas, diseños, dibujos, elección de futbolistas o infortunios varios, basta repasar el segundo gol que le marcó ayer la Real Sociedad para entender algo de lo que le pasa. Cruchaga, en vez de arrimarse a la banda, esperar al rival y tratar de sacar un fuera de banda, duda, vuelve a dudar y, cuando decide ceder a su portero, lo hace mal, muy corto, abierto, para que Uranga se anticipe, recorte y ceda atrás. Pero hay más en ese momento: tres futbolistas de la Real dentro del área esperando el pase de Aranburu y tres de Osasuna, despavoridos, en la línea de gol. En medio, nadie. Contra eso, contra el miedo, hay pocos antídotos. Ni siquiera vale que Osasuna aguantara la briosa salida de la Real y que, poco a poco, se hiciera con la posesión del balón trazando algunos intentos de jugada, generalmente mal acabados por su impericia en el área o por los malos centros del especialista Delporte.

REAL SOCIEDAD 2 - OSASUNA 0

Real Sociedad: Riesgo; Zubiaurre, Labaka, Brechet, Garrido (Luiz Alberto, m. 80); Mikel Alonso; Prieto (Gabilondo, m. 69), Karpin, Uranga (Mladenovic, m. 86), Aranburu; y Kovacevic.

Osasuna: Elía; Izquierdo, Cruchaga, Josetxo, Corrales; Puñal, Muñoz (Aloisi, m. 65); Valdo, Webó, Delporte; y Milosevic (Morales, m. 73).

Goles: 1-0. M. 42. Pase de Karpin a Uranga, que marca de tiro cruzado. 2-0. M. 46. Error de Cruchaga al ceder al portero y Karpin se aprovecha.

Árbitro: Lizondo Cortés. Amonestó a Delporte, Milosevic, Labaka, Aloisi, Karpin, Riesgo y Aranburu.

Unos 20.000 espectadores en Anoeta.

El toma y daca en Anoeta era absurdo. Demasiado esfuerzo para nada. Mucho valor y energía en futbolistas como Uranga, Mikel Alonso, Muñoz, Puñal y Webó, sobre todo Webó, convertido en el único estandarte de las esencias osasunistas, pero ocasiones ninguna. La más clara fue un despeje de Brechet que a punto estuvo de irse a la red de su propia portería. Ni un solo tiro entre los seis palos de las dos puertas hasta que Osasuna, fiel a su guión, decidió hacer honor a su reciente historia. En tres minutos tiró el partido. Primero, realizó mal un fuera de juego -Kovacevic era un ilegal posicional- y marcó Uranga -con estilo, por cierto- y después llegó la jugada tonta del partido que sentenció el resultado.

Por más delanteros que sacó Aguirre, Osasuna no tenía ni fútbol ni suerte. Sus jugadas eran ramplonas y sus tiros -uno de Webó fue el más claro- siempre rozaban el poste. En medio de la rutina, la Real hizo bien su trabajo -Kovacevic remató al poste-, liderada por la inteligencia de Karpin y el músculo de Mikel Alonso. Con eso le bastó para contener a un rival más ansioso que listo, más necesitado que razonable. La Real respiró y Osasuna ratificó que su destino es el sufrimiento.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_