Abogados
Desde Perry Mason se vienen estilando los abogados y las abogadas como protagonistas de películas, series, noticias... y ahora hasta de anuncios. El profesional de la semana ha sido, sin duda, Vicente Ibor. Ya saben: el jefe de la oposición municipal en Paiporta (PP), que ha resultado a su vez defensor de algunos islamistas implicados en el 11-S y 11-M. Entre ellos estuvo aquel Alekema Lamari, supuesto coautor de la masacre de Madrid y después auto-volatilizado en la explosión del piso de Leganés. Concurren en esta ocasión varios despropósitos notables. Para empezar, y con los debidos respetos a la libertad para asumir o no los casos, ha fallado el sentido común. Porque los acusados tienen derecho a la defensa, pero la sensatez dicta que un letrado con cargo político no debería prestar sus servicios profesionales a quienes parecen estar involucrados en ese terrorismo al que su otro yo debe combatir con denuedo. Después resultó que, una vez destapado el pastel y casualmente durante la visita a Valencia del secretario general del PP, Ibor decidía abandonar esa defensa. Para colmo, y al mismo tiempo, Ángel Acebes, más chulo que un ocho y con tal de criticar al PSOE, cometía la magna mentecatez de comprometerse públicamente a llevar al letrado ante la comisión de investigación del 11-M para que lo contara todo, todo, todo... O sea, para que se botara las leyes y códigos que establecen que "el secreto profesional es un derecho y deber primordial de la abogacía".
Finalmente, destacar los numerosos anuncios que nos instan a poner un picapleitos en nuestras vidas con mensajes en verdad impresionantes: tu pagas una especie de iguala jurídica y no importa que no te saluden en el ascensor tras ganarle una querella a la comunidad; da lo mismo que te comuniquen de madrugada que tu hijo está en comisaría. Calma. El seguro jurídico se ocupa: por fin puedes meterte en abogados sin temor. Pero mejor será que te importe un bledo que el vecindario te odie. Y que te la traiga floja estar criando un delincuente juvenil. Pleitos tengas...
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.