Secretos playeros en el litoral de Nerja
Calas y acantilados entre Granada y Málaga, partiendo de la bahía de La Herradura
Por la mañana, bucear en la punta de la Mona o hacer esquí acuático en la bahía de La Herradura, y por la tarde, subir a esquiar en la nieve de Sierra Nevada, pasando a través de los huertos de aguacates y chirimoyos de Almuñécar y por la vega de caña de azúcar de Salobreña. Todo esto puede hacerse en este rincón de Andalucía, limítrofe entre la Costa Tropical granadina y la Costa del Sol malagueña. Una comarca que con la actual construcción de la autovía Nerja-La Herradura está empezando a ser descubierta, sobre todo por el turismo nórdico.
Las altas montañas de la sierra Almijara, declaradas parque natural, caen a pico sobre el azul del Mediterráneo, que forma en su base calas entre acantilado y acantilado. Sobre algunos de estos riscos que se miran en el espejo del mar aún pueden verse en libertad cabras monteses salvajes que hace unos años bajaron a la costa huyendo de un incendio en la sierra Almijara. Ahora descienden cada noche a lamer la sal de las rocas. Pueden observarse con cierta facilidad a primera hora de la mañana y al ocaso internándose por la senda peatonal que lleva casi a la punta de Cerro Gordo, en La Herradura. El camino es público y sale de la parte baja de la urbanización Cármenes del Mar. Los amaneceres en esta senda son magníficos.
De las laderas bajan arroyos y pequeños ríos de aguas limpias -pura nieve derretida- que riegan las vegas y los huertos. La zona granadina toma el nombre de Costa Tropical, ya que en sus tierras se cultiva la chirimoya, el aguacate, el mango, la papaya y la caña de azúcar bajo un sol potente. Apenas hay invierno, y las temperaturas no bajan casi nunca en la costa de los cinco grados.
En los huertos que forma el río Verde en Jate y Otívar, a unos diez kilómetros de Almuñécar, el espesor de la tierra fértil es de 16 metros. Un lujo. Y en los jardines de las villas de La Herradura compiten en colorido las buganvillas con los árboles de Pascua de hojas rojas, los ficus gigantes, los hibiscos (rojos, amarillos y los delicados blancos), los cactus (de muchas especies) y los palmitos, que hasta crecen salvajes en el monte, como matorrales de lujo, debajo de los pinos y los algarrobos.
Entre el pueblo agrícola y pescador de La Herradura, a seis kilómetros de la granadina Almuñécar, y la población de Nerja, ya en la Axarquía malagueña y la Costa del Sol, hay unos 10 kilómetros de costa muy bien conservada. Son los acantilados de Cerro Gordo y Maro, el único pueblecito del tramo que vive de los huertos de chirimoyos y aguacates. La costa se ha mantenido virgen gracias a que lo abrupto de las montañas no ha permitido la especulación y masificación de otras zonas. Por suerte ya ha sido declarada paraje natural toda esta línea de litoral.
Plantas y peces tropicales
Centrándonos en La Herradura, donde el mar forma una concha de dos kilómetros con esta forma, pueden visitarse varios viveros de flores y plantas tropicales muy delicados, y al este, hacia Almuñécar, el faro de Punta de la Mona y, a sus pies, la playa de Los Berengueles y el puerto deportivo de Marina del Este, uno de los pocos de esta abrupta costa en la que los pescadores siguen teniendo que sacar las barcas a la playa después de la faena. El agua es muy profunda ya casi en la misma orilla, y existen varios clubes de buceo para adentrarse en las aguas y observar sus peces (con especies tropicales propias), los corales y las actinias de color naranja, típicas de estos fondos. Está en proyecto la creación de un parque submarino.
Si nos vamos hacia el oeste llegamos a Cerro Gordo, muy bien bautizado por el lenguaje popular. Es francamente gordo. Desde su cumbre, donde hay una antigua torre de avisos que servía para alertar de las invasiones berberiscas, mirando al oeste se divisa Maro, Nerja y Torrox. Ver la puesta de sol desde este punto, donde hay un restaurante mirador, es una experiencia recomendable.
Si seguimos caminando hacia el oeste nos topamos con la cala de Cantarriján, un trozo de la cual está dedicada al nudismo. A esta playa, con aparcamiento, puede bajarse en coche. Para llegar al resto de las calas es necesario dejar el coche en la vieja carretera que seguía la línea de costa (ya hay otra nueva y la autovía en construcción, alejada del mar) y hacer un tramo a pie. Se suceden 10 calas entre Cerro Gordo y Nerja.
Tras Cantarriján está El Cañuelo, una belleza de unos 300 metros flanqueada por rocas que parecen esculturas. Le siguen las calas de El Pino y de Las Alberquillas. Entre las rocas de su flanco oeste se alzan los restos de la torre de vigilancia del río de la Miel, que desemboca junto al arroyo de los Colmenarejos en la siguiente cala, la del Molino de Papel. Desde aquí se ven restos sumergidos de la torre caída, como un menhir gigante enhiesto en el mar.
Siguiendo siempre la ruta del sol llegamos a las rocas del monte de la Torre de Maro y luego a la cala de Maro, donde se hallan unas piedras de tamaño mediano que el mar empuja y les hace cantar una monótona canción. Le siguen La Caleta y la playita del Barranco de Maro. Merece la pena visitar este pueblo agrícola donde se conservan las ruinas de una vieja azucarera, un ingenio rodeado de palmeras. Un viajero inglés ha abierto un hotelito con jardín donde revolotean loros y guacamayos de colores. A un kilómetro de Maro tierra adentro se encuentra la bellísima cueva de Nerja. En verano, cuando fuera aprieta el calor, dentro hay aire acondicionado natural. Una gozada.
Si se sigue la línea de la costa se atraviesa el monte de El Capistrano y se llega ya a Nerja, la de las 10 playas. La primera que encontramos es la mejor, la de Burriana, a la que se puede bajar desde el parador en ascensor. Para reponernos del esfuerzo de la ruta de las calas hay aquí una ordenación modélica de chiringuitos y restaurantes alineados en el paseo marítimo. Se aprovecha en Burriana el agua que sobra de los huertos y la de las duchas para regar palmeras y plataneras. Y flores, muchas flores.
GUÍA PRÁCTICA
Comer- Uno de los merenderos pionerosde la playa de Burriana, en Nerja,se llama Ayo (952 52 22 89; www.ayonerja.com), como su dueño, que sigue al pie del cañón con sus muchos años haciendo con leña unas paellas de pollo y marisco muy honradas. Cobra cinco euros por persona y se puede repetir las veces que se quiera. Aunque también hay carta con platos variados. No se puede reservar mesa, pero hay más de cien y no se tarda en que alguna se vacíe.- En La Herradura son recomendables los chiringuitos La Sardina (958 64 01 11), El Bambú (958 82 72 27) y El Bueno (958 82 70 43). Pero también el restaurante italiano
Il Gabbiano (958 82 75 70; Punta de la Mona), y, para quien busque cocina alpujareña, El Tinao (958 82 74 88;en el edificio Bahía II, en el paseo marítimo de Andrés Segovia).Dormir- Parador de Nerja (952 52 00 50). Almuñécar, 8. Nerja. La doble, entre 105 y 135 euros, según temporada.- Sol Los Fenicios (958 82 79 00). Paseo de Andrés Segovia, s/n. La Herradura. La doble, de 119 a 186,40.
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