Rick Pitino, el neoyorquino exitoso

A simple vista, Rick Pitino (Nueva York, 1952) parece más un yuppie de Wall Street que el entrenador de la Universidad de Louisville, en el Estado de Kentucky. Sus trajes de Armani, su peinado impoluto y sus anillos de oro se pueden ver en las contraportadas de sus libros, que llevan como títulos El éxito es una elección o Liderar para ser exitoso y versan sobre cómo sus triunfos en la cancha se pueden aplicar a la vida diaria. Pero Pitino es también uno de los mejores técnicos de la historia del baloncesto universitario, conocido igualmente por sus victorias, sus tendencias nómadas y sus sospechosas tácticas de reclutamiento de jugadores.

Pitino fue capaz de convertir a tres universidades en ganadoras, entre ellas a Kentucky. Había allí una gran tradición de baloncesto, pero, a su llegada, tenía un oscuro y destrozado equipo a causa de las sanciones impuestas por la NCAA por irregularidades en la captación de jugadores. Pitino la convirtió en un ambicioso y competitivo equipo. La condujo a tres final four y a un título nacional, en 1996, durante un periodo de ocho años, que cerró para fichar por Boston Celtics, club que le pagó un sueldo récord: siete millones de dólares por cada uno de los diez años de contrato.

El técnico de Louisville, el primero que logra llevar a tres equipos distintos a la fase final

Pero, después de tres desastrosos cursos con los Celtics, Pitino renunció, dejó su supercontrato y admitió que prefería enseñar a un niño cómo llegar a la NBA que dirigir a un profesional. Sus métodos didácticos nunca cuajaron en los Celtics, que le vieron más como un profesor que como un entrenador, característica inaceptable para los grandes egos de la NBA.

Pitino se ha caracterizado por rejuvenecer a sus equipos. Lo hizo con su primera universidad, la de Providence a la que llevó a su primera y última final four en 1985, los Knicks de Nueva York, la universidad de Kentucky y ahora la de Louisville. En todos implantó un estilo que se caracterizó por correr, presionar y tirar a canasta hasta que sus jugadores no pudieran levantar los brazos.

El aspecto físico es para él una parte esencial del juego. Tras realizar un estudio sobre 30 estrellas de la NBA, Pitino llegó a la conclusión de que ninguna tenía el nivel de grasa superior al 10%. A base de correr, el equipo de Louisville bajó una media de ocho kilos por jugador en su primer año. A los cuatro de su llegada a la capital mundial de la hípica, la Universidad de Louisville ha vuelto a ser la poderosa institución que fue.