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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

En las tripas de las palabras

El rastro, novela con la que Margo Glantz (Ciudad de México) quedó finalista del Premio Herralde hace unos pocos años, era, hasta ahora, el único título de esta autora publicado en España. Profesora de literatura, columnista, narradora (entre otros títulos, de Las mil y una calorías, novela dietética, Doscientas ballenas azules, Las genealogías, Premio Magda Donato; Síndrome de naufragios, Premio Villaurrutia, Zona de derrumbe), autora de diversos ensayos sobre literatura mexicana y comparada (Intervención y pretexto, La lengua en la mano, Esguince de cintura, Sor Juana Inés de la Cruz, Placeres y saberes, La Malinche, sus padres y sus hijos y La desnudez como naufragio), Premio Nacional de Literatura y miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua, Margo Glantz es una de las escritoras más prestigiosas de la actual literatura latinoamericana. Su labor, tanto ensayística como narrativa, está hoy extensamente reconocida no sólo en México, sino en Argentina, Colombia, Chile y otros países suramericanos.

HISTORIA DE UNA MUJER QUE CAMINÓ POR LA VIDA CON ZAPATOS DE DISEÑADOR

Margo Glantz

Anagrama. Barcelona, 2005

190 páginas. 15 euros

Es de suponer que, a partir de la publicación en España de esta Historia de una mujer que caminó por la vida con zapatos de diseñador, la obra de esta autora, singular y subyugante, vaya apareciendo entre nosotros, de manera que el lector peninsular tenga oportunidad de acercarse a una literatura muchísimo más rica e innovadora que la mayor parte de muestras que intentan pasar como tales.

La presente Historia de una mujer que caminó por la vida con zapatos de diseñador está compuesta por 11 textos (incluido la suerte de prólogo al libro) a modo de relatos que pueden considerarse independientes pero que estructuran una única narración. Ya en Memoria de las apariencias, aviso para los lectores, que abre el libro, la autora nos advierte de la naturaleza de su cometido: "He vuelto a coleccionar aquí varios relatos. Su reescritura responde a una historia dosificada, escrita a cuentagotas y contra el tiempo, demorada año tras año. Reunidos, forman otra historia, o, ¿por qué no?, la misma historia". Una historia escrita (o reescrita) entre 1992 y 2004, protagonizada por una mujer que nos habla en nombre de "yo, Nora García", desde la experiencia del mundo que acusa la mutabilidad, la inestabilidad, blandura, fragilidad y, a la vez, resistencia del propio cuerpo expuesto a las contingencias de la realidad. De la realidad exterior, y de la realidad interior de quien lo posee y no logra adecuarlo al sistema de señales del mundo que lo rodea. Nora García (o la propia Margo Glantz, detalle insignificante teniendo en cuenta que "es hora de confesar que esta historia es autobiográfica, y por tanto profundamente sincera"), una mujer cuyo máximo deseo es -empieza diciéndonos- calzarse unos zapatos de un diseñador admirado para poder empezar a escribir, sintiéndose segura, el libro que estamos leyendo, y que una vez sentada frente a su ordenador inicia un viaje circular (la escritura circular de sus textos) que, entre Londres, París, Sicilia, México, deambula por dentro del lenguaje, de las palabras, destripándolas, como si de su propio cuerpo se tratara (como ocurre en el espléndido relato que cierra el libro, el titulado Palabras para una fábula).

Por lo dicho, no crea el lec-

tor que se acerque a las páginas de este libro que vaya a ir al encuentro de una escritura fría ni distante. Por el contrario, Historia de una mujer que caminó por la vida con zapatos de diseñador es un libro pasional, de una intensidad que nos afecta casi físicamente; un libro lleno de sentido del humor -a la vez negro, eso sí-, y de inteligencia. Nora García, su protagonista, una mujer atrabiliaria, como las palabras, que vive rodeada de perros y con una memoria tan llena de cicatrices como las que puede llegar a albergar el cuerpo, se calza unos zapatos de un diseñador famoso para poder escribir una historia en el fondo aterradora. Dotada de una vitalidad exuberante es consciente, sin embargo, del abismo que al final aguarda. No en vano, cierra su último relato, su último "viaje circular", con los memorables versos de José Gorostiza dedicados a la muerte: "Anda, putilla del rubor helado, anda, ven, vámonos al diablo". Aunque ella, Nora García, no se los dedica a la muerte, sino a las palabras. Una sustitución nada gratuita.

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