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Elecciones en el PaísVasco

San Gil sostiene que es la única alternativa y garantía de un cambio real

Intentará mantener al PP como segunda fuerza

La presidenta del PP vasco, María San Gil, es la primera mujer candidata a lehendakari. Su presencia en la contienda electoral en sustitución de Jaime Mayor Oreja renueva y rejuvenece la imagen de los populares vascos aunque su discurso mantenga el rasgo de continuidad sobre el mensaje de su antecesor, muy duro con el nacionalismo. Pero la candidata donostiarra le ha agregado, en esta ocasión, ácidas críticas para los socialistas vascos, sus verdaderos competidores en el difícil reto al que ella se enfrenta: el de mantener a su partido como la segunda fuerza política vasca, la máxima cota alcanzada por el PP hace cuatro años.

Así que San Gil comenzó ayer su campaña con un tono entusiasta y haciendo hincapié en su condición de "única alternativa", de ser la verdadera garantía "creíble" de que pueda producirse un cambio en un país que, según afirmó, se mueve entre el "radicalismo" de los nacionalistas que defienden la independencia y la "absoluta nada" que representa el PSE-EE.

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Acompañada de los cabezas de lista de Vizcaya y Álava, Leopoldo Barreda y Carmelo Barrio respectivamente, y arropada por más de un centenar de seguidores entusiastas, San Gil protagonizó el inicio de su campaña ante el Kursaal donostiarra, con el mar de fondo, una imagen fiel a sus antecedentes como responsable municipal de San Sebastián, su cuna vital y política. En este escenario, los populares insistieron en ser los únicos defensores del actual Estatuto y destacaron la validez del mantenimiento de este pacto, dado que sus óptimos resultados son evidentes.

San Gil también recordó su compromiso de "gobernar para todos los vascos, sin discriminación de ningún tipo", si es lehendakari. La promesa contiene un profundo reproche a Ibarretxe, al que los populares vascos han venido criticando su sectarismo político, que ayer también destacaron. "Haré lo contrario de lo que han sido estos cuatro años, en los que Ibarretxe ha gobernado exclusivamente en clave partidista, hasta el punto de arrastrarnos al callejón sin salida de su plan", declaró la candidata.

Su estreno como líder de los populares vascos, a la que hace sólo cinco meses encomendaron disputar el puesto a Ibarretxe y Patxi López, se produce en un momento especialmente difícil, cuando su partido ha perdido el poder en el Gobierno central y la influencia de arrastre que ello significa. San Gil se estrena en tiempos de retroceso de su partido y cuando todas las encuestas señalan a los socialistas en clara tendencia alcista, hasta el punto de desplazar a los populares de ese privilegiado segundo puesto que conlleva la responsabilidad de dirigir la oposición.

La candidata, que acaba de cumplir cuarenta años y es madre de dos hijos, tiene en su haber el no haberse arredrado ante las dificultades desde que presenció, hace diez años, el asesinato de su jefe y compañero de partido, Gregorio Ordóñez. El hueco que éste dejó ha sido paulatinamente asumido por quien fue su directa colaboradora. Su carisma concita el apoyo de todas las sensibilidades que coexisten en su partido aunque le ha supuesto vivir estos dos lustros permanentemente escoltada y soportando las amenazas de los radicales.

Ahora le ha tocado liderar al partido que arrastra la peor imagen en las encuestas. Estas también le sitúan en la cola de los políticos valorados. No obstante, San Gil no pierde el optimismo que ha transmitido en todos los mensajes lanzados durante la precampaña defendiendo "el cambio" en el seno de la sociedad vasca. "Quiero que las cosas cambien, y para ello es necesario que cambie el Gobierno, que Ibarretxe pase a la oposición, y que lideremos un Gobierno de cambio que haga posible la convivencia entre todos los vascos", fue su broche de inicio de campaña.

Carmelo Barrio y Leopoldo Barreda alzan las manos de la candidata del PP, María San Gil.
Carmelo Barrio y Leopoldo Barreda alzan las manos de la candidata del PP, María San Gil.JAVIER HERNÁNDEZ

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