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Reportaje:

El cepillo del padre Eliseo

El párroco del Carmel reclama indemnizaciones por haber dejado de ingresar 2.400 euros mensuales

Lluís Pellicer

Desde que lo desalojaron de su parroquia, el padre Eliseo Damián no da abasto. La demanda de los que buscan consejo espiritual no cesa y, en cambio, ha dejado de llenarse el cepillo, la principal fuente de ingresos de la parroquia.

"Damos servicio a una población de 50.000 personas", calcula, y su clientela es fiel y no cambia tan fácilmente sus sermones por los de otro sacerdote. Ahora oficia dos veces por semana en el hogar del jubilado. Su bendición de las palmas, por ejemplo, fue seguida por unas 1.500 personas. "Allí no me atrevo a pasar cepillo", se lamenta.

Conserva los 367 euros de su nómina, pero "las voluntades de los feligreses han desaparecido". Éstas consistían en el cepillo de los domingos, las monedas que introducen en las máquinas para encender velas y el dinero que la gente le entrega por oficiar bautizos, matrimonios y funerales. "La gente dejaba así algún dinerillo", afirma. Ahora, a causa de la evacuación, ha tenido que ralentizar la actividad eclesiástica: ha pasado de oficiar dos misas diarias y cinco cada fin de semana -en total, 15 semanales- a celebrar sólo una el sábado y otra el domingo.

Desde que su actividad se vio mermada, Eliseo batalla para que las administraciones le indemnicen por la pérdida de su cepillo. Lo ha planteado en reuniones de los comerciantes, pero hasta ahora nadie le hecho caso. "Nadie me toma en serio, ni el Ayuntamiento ni los comerciantes ¡No entienden que yo también dejo de ingresar dinero!".

Ha calculado que el "lucro cesante" de su parroquia es de 600 euros a la semana. Hasta hoy, en la iglesia de Santa Teresa han dejado de entrar 5.400 euros que, sostiene Eliseo, "hacen mucha falta". "Es injusto que porque nosotros no estemos obligados a declarar IVA ni extender facturas no podamos recuperar el dinero que ya no recaudaremos", se queja.

El párroco no confía demasiado en la generosidad administrativa. "Llevo años pidiendo al Ayuntamiento una tarima para los conciertos de sevillanas que organizo por las fiestas de la patrona y no hay manera". Se detiene, se lo piensa y espeta con una sonrisa bastante socarrona: "Aunque hay que tener mucha fe".

Es lo que recomienda a sus fieles. "Les digo que sean buenos y que tengan fe, en Dios y en los hombres que están en el Gobierno", explica. "Ahora la gente está mucho más calmada, porque ha quedado deslumbrada por el dinerillo que ha llovido, pero hay que procurar que los gobernantes no se olviden de nosotros".

Eliseo compagina a la perfección el trabajo de consejero espiritual y de relaciones públicas. Tanto, que se ha convertido en el más brioso jefe de prensa de la zona. Hace unos días, por ejemplo, se dio cuenta de que la atención mediática había disminuido y no dudó en convocar a TV-3 para que lo filmaran trasladando el archivo parroquial desde un sótano a su despacho.

Lo que más le preocupa ahora es la reparación de las grietas de su parroquia, construida en 1927, puesto que ansía volver a oficiar misa ante la figura de San José, por el que siente "una gran devoción" porque hizo los votos el día de su onomástica.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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