La guerra abierta en el Poder Judicial impide renovar el Tribunal Supremo

El Tribunal Supremo afronta un problema muy grave a causa de la guerra abierta en el Consejo del Poder Judicial, donde los vocales elegidos a propuesta del PP (11 de 20) no aceptaron ayer la propuesta de los seis vocales elegidos a propuesta del PSOE para elegir a los candidatos a ocupar las presidencias de tres salas del alto tribunal. El desacuerdo en el gobierno de los jueces conduce al Supremo a una situación extrema: desde hace tres meses, el tribunal, que padece una creciente acumulación de casos pendientes, tiene 12 plazas sin cubrir.

La reforma legal aprobada a finales de año con los votos de todos los grupos parlamentarios, excepto el PP, obligaba a sumar 13 de los 20 votos en el Poder Judicial para cualquier nombramiento. Hasta entonces bastaba la mayoría, lo que había llevado a los vocales del PP a copar las vacantes en los tribunales superiores de Justicia y del Supremo, sin dar opción al sector progresista para colocar a sus candidatos.

La reforma se aprobó de urgencia unos días antes de que el Poder Judicial tuviera que resolver hasta 12 vacantes en el Tribunal Supremo, entre ellas las presidencias de tres salas. El consenso a que obligaba la ley no ha sido posible, como vaticinó el PP y ayer escenificaron los vocales propuestos por este partido.

En el pleno del Poder Judicial de ayer se debían elegir los presidentes de tres salas del Supremo y del Tribunal Superior de Castilla y León. La falta de consenso aplaza los nombramientos al menos dos meses. "En aras del seguidismo al PP de los conservadores, ha sido imposible el acuerdo", dijo el vocal progresista Juan Carlos Campo. Enrique López, conservador, replicó: "Con la anterior ley [que dejaba vía libre a la mayoría conservadora] los puestos hubieran sido seleccionados".