_
_
_
_
_
FÚTBOL | Fase de clasificación para el Mundial de Alemania 2006

La suplencia de Raúl dura 45 minutos

José Sámano

A diez minutos para el descanso, Luis Aragonés llamó a Raúl a un costado del área técnica. La suplencia de Raúl en el partido de ayer, en Belgrado, acabó 46 minutos después de empezar. España empataba a cero y perdía la pelota. Después del intervalo, el seleccionador dio entrada al capitán, que se puso el brazalete en el vestuario. Se lo cedió Casillas, dando por terminada una semana consagrada a la polémica. No era para menos.

La primera suplencia de Raúl desde el Muncial de Francia, en 1998, hizo que la preparación del encuentro se convirtiera en un debate. Una discusión que se alimenta desde hace un año, cuando la Eurocopa de Portugal señaló el final de una temporada (2003-2004) que el delantero del Madrid vivió en declive.

Si a diez minutos para el descanso las cosas no iban bien para España, el panorama se deterioró más cuando quedaban dos: Puyol apareció tendido en el círculo central levantando el brazo. El defensa del Barça pidió el cambio con una lesión en el tobillo izquierdo. El hombre, modelo de solidez física y capacidad agonística, no se sintió capaz ni de hacer una prueba. El médico de la selección, Genaro Borrás, estuvo de acuerdo con el fisioterapeuta Miguel Gutiérrez. Alrededor de Puyol, los dos especialistas tocaron la articulación lesionada y no se lo pensaron más de unos segundos. Reclamaron la camilla y Puyol se marchó a la banda. Entró al vestuario cojeando. "Esguince fuerte", dictaminó el médico. La noticia se proyecta en la Liga. Ahora Puyol puede perderse el partido de la próxima jornada, contra el Betis en el Camp Nou. Y lo que es más grave pa

ra su equipo: la visita al Bernabéu, dentro de diez días.

Mientras Puyol se marchaba cojo, Aragonés pasaba su brazo por los hombros de Raúl y le daba instrucciones. Había que suministrar balones a Torres, que se había quedado más solo que la una. De las doce faltas que hicieron los serbios en la primera parte, nueve fueron cometidas sobre Torres.

Los defensas balcánicos actuaban en razón del rival. El juego español culminaba inexorablemente en Torres. Si no remataba el delantero del Atlético, en España no lo hacía nadie. La falta de presencia de Reyes y la irregularidad de Joaquín aislaban al delantero. Lo situaban a expensas de la lamparita de De la Peña. Y Lo Pelat lo asistió poco.

La entrada de Raúl fue lo mejor que le ocurrió a Torres y a España. Provocó un córner y dejó solo a Torres y Juanito en un par de ocasiones que por un centímetro no terminaron en gol.

Con el pitido final, Aragonés dejó el campo meneando la cabeza. El empate lo disgustaba.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_