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Reportaje:

Dos coches, una matrícula y veinte multas

Un quiosquero recibe decenas de denuncias por infracciones de tráfico cometidas por otro vehículo con la misma matrícula

Clara Blanchar

La primera vez no le dio importancia. Manuel Díaz recibió una multa de tráfico del Ayuntamiento de Argentona. Tenía que ser un error. Él vive en Montcada y trabaja en un quiosco de prensa del Clot, en Barcelona, y aparca su coche, un Renault Megane de color azul, al lado del puesto. Además, daba la casualidad de que el día en que estaba fechada la multa tenía el coche en el taller. Todo esto ocurrió hace justo dos años. Desde entonces, Díaz ha recibido y ha tenido que recurrir más de 20 multas. Corresponden a infracciones de alguien que conduce un Wolkswagen de color negro y que lleva el mismo número de matrícula.

Si sabe cuál es el otro es porque o bien se aprecia en las fotografías de los radares de la policía que en su día detectaron exceso de velocidad o, si se trata de multas por mal estacionamiento lo ha comprobado solicitando copias de las libretas de denuncias de los guardias urbanos. Los agentes escriben una y otra vez: "Modelo, Golf. Color, negro". Después de tantas multas, Díaz se ha convertido en todo un experto en recurrirlas. "Si son de un ayuntamiento de fuera me llegan a casa de mis padres, porque por lo visto no tienen el padrón actualizado. Éstas se recurren por fax. Si son de Barcelona, me llegan a casa y tengo que ir a Hacienda ahí abajo

a recurrirlas, allí ya me conocen y me ponen el sello de anulación".

Pero a Díaz se le está acabando la paciencia, "porque nadie hace nada". "No es lógico que un ciudadano que paga sus impuestos y trabaja todo el santo día tenga que estar de ventanilla en ventanilla", dice indignado: "La Administración sólo está para cobrar. Cuando tienes un problema te has de apañar solito".

Hace un año, cuando ya llevaba acumuladas una decena de multas, la misma Guardia Urbana de Barcelona le recomendó que denunciara el caso. "Para curarme en salud si el otro hace alguna gorda, como yo qué sé, ¿y si se pega un castañazo y hace daño a alguien?". Pero tampoco la denuncia sirvió y las multas siguieron llegando. Desde los ayuntamientos de Barcelona, Rubí y Argentona: por estacionar en zona azul sin pagar, en doble fila, en zonas de carga y descarga, en la acera; por hablar por el móvil; por exceso de velocidad... "Si es que vaya tela... como las multas no las paga él, el otro pasa de todo...", deduce Díaz, que no entiende cómo todavía no se le ha localizado.

Un portavoz del Cuerpo Nacional de Policía responde a su incredulidad: "En el momento en que denunció el caso, la matrícula pasó a formar parte de la base de datos de los cuerpos de seguridad. Pero las alarmas sólo saltarán si se le detiene o si se localiza cometiendo la infracción, de forma que los agentes comprueben que las placas no corresponden a un Golf negro". El mismo portavoz policial explica que casi con toda seguridad se trata de un caso de placas dobladas. "Podría ser un error a la hora de asignar los números, pero no recuerdo ningún caso así", afirma. La Dirección General de Tráfico corrobora la versión de la policía y otro portavoz asegura desde Madrid que "no hay dos coches con la misma matrícula". Mientras, este quiosquero seguirá buscando un momento dentro de su imposible horario laboral para "bajar a Hacienda". "Vaya faena, porque encima me ha tocado uno que no para de liarla. Entiendo que esto no se arregla de un día para otro, pero es que llevo dos años...", concluye.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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