La vuelta al mundo en 50 días

La hazaña de la británica Ellen MacArthur fue tan grande cuando el 7 de febrero acabó su vuelta al mundo, unos 50.000 kilómetros, en 71 días 14 horas 18 minutos y 33 segundos, que dejó la vela transoceánica y el deporte en general anodadados. Esa diminuta mujer de 28 años, 1,56 metros y 53 kilos de peso, que ya había asombrado ganando a los hombres en barcos monocasco, los empequeñecía aún más en multicascos, con el enorme trimarán -de tres cascos- Castorama, de 22,86 metros de eslora.

Pero mientras ella batía por más de un día el anterior récord en solitario del francés Francis Joyon, un compatriota de éste, Bruno Peyron, de 49 años, legendario plusmarquista de las grandes travesías, doblaba esa noche el cabo de Buena Esperanza, camino de su hazaña particular junto a 13 hombres más -otros 11 franceses, dos suizos y un sueco-, que formaban la tripulación de un gigante aún mayor: el catamarán -de dos cascos- Orange II, de 36,80 metros. El 16 de marzo iban a terminar de rodear el mundo en 21 jornadas menos, exactamente en 50 días, 16 horas, 20 minutos y 4 segundos.

El 7 de febrero llevaban poco más de 14 días desde su salida en la isla de Ouessant, la pequeña guardiana de la entrada del Canal de la Mancha, a la altura de la ciudad francesa de Brest. Ello significaba ya dos jornadas al menos de ventaja sobre el anterior récord del trofeo Julio Verne, promovido por él mismo en 1990 cuando se limitaron las medidas de los grandes multicascos en las pruebas transoceánicas. Tras codearse con los históricos como Eric Tabarly, ya fallecido, Florence Arthaud, la primera gran dama de los mares, o Philippe Poupon, se reconvertía en el hombre récord. En 1993 bajó por primera vez de los 80 días el de la vuelta al mundo con el Commodore-Explorer. Peter Blake, el legendario neozelandés asesinado años después por unos bandoleros en Brasil, tuvo que retirarse entonces, pero fue uno de los que le quitó el récord, al bajarlo a los 74 días en 1994. Después, por dos veces, en 1997 y 2004, lo logró otro francés, Olivier de Kersauson, en 71 y 63 días, tras ponerlo Peyron con su primer Orange en 2002, en 64. Con ello fue también el primero en bajar de 70 días. Pero quien tenía realmente la anterior plusmarca era el multimillonario romperécords estadounidense Steve Fossett, que al margen del trofeo Julio Verne, también en 2004, había volado con su Cheyenne, en 58 días, el primero por debajo los 60.

Peyron no pudo ahora con los 50, por la típica encalmada en el Ecuador. Pero puso el récord carísimo: ocho días menos. A una asombrosa media de 41 kilómetros por hora, y ocho días antes del centenario de la muerte de Julio Verne, volvió a adelantarse al tiempo.