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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Construir la escena

Frente al encefalograma plano que están ofreciendo muchos de los artistas españoles actuales y lo previsible que resultan las obras que producen, la inteligencia desarrollada por Jordi Colomer (Barcelona, 1962) para realizar los trabajos que presenta en el Patio Herreriano de Valladolid convierte a su exposición en uno de los acontecimientos de la temporada. La producción de Colomer es francamente inclasificable. El artista trabaja con el espacio, la palabra, la imagen, la acción, los objetos y cualquier elemento que sea susceptible de permitir deslizamientos por las metáforas que se pueden construir entre lo visual y lo narrativo. A pesar de esta premeditada dispersión, el conjunto de su obra, que adopta formatos muy dispares, consigue poseer coherencia conceptual y afinidad estilística.

JORDI COLOMER

Museo Patio Herreriano

Jorge Guillén, 6. Valladolid

Hasta el 24 de abril

Colomer comenzó su carrera de artista como escultor, construyendo objetos y maquetas que, recurriendo a las características del género "instalación", comprometen al espacio circundante. Desde el principio, parece revelarse contra las ideas clasicistas expuestas por Gottold E. Lessing a mediados del siglo XVIII, quien asignaba al arte escultórico la misión de mostrar la pasividad del instante detenido, reclamando el patrimonio de la acción parque a las artes que se desarrollan en el tiempo, como es el caso del teatro. Frente a este tipo de ideas que aún siguen pesando como una losa sobre las convenciones artísticas, Colomer desarrolla un trabajo experimental que pone en entredicho buena parte de las convenciones teóricas del arte al construir objetos con materiales precarios y escalas reducidas que provocan desarrollos narrativos, bien a través de paradojas visuales o por medio de deslizamientos metafóricos en los que las palabras y sus significados entran en conflicto con las imágenes, los objetos y los espacios, dotando a las obras de una interesante complejidad conceptual.

Sirviéndose de técnicas narrativas cinematográficas y de medios de exhibición videográfica, muestra espacios expresamente construidos para ser recorridos por el ojo móvil de la cámara. Los objetos toscamente realizados, con los que puebla estos espacios, se entremezclan con otros reales generando una compleja paradoja entre realidad y ficción. Una ficción que en muchas de sus obras es claramente narrativa o que compromete al espectador que es invitado a participar cuando, por ejemplo, debe penetrar en el interior de un recinto en el que se alberga la pantalla donde se proyectan las imágenes de otro espacio construido con materiales semejantes.

La capacidad escenográfica,

laberíntica y poliédrica de la obra de Colomer está muy bien reflejada en el espacio real del museo que ha sido invadido por las obras en casi todas sus plantas, ocupando las salas y pasillos con rotunda presencia. La diversidad de propuestas y de formatos: vídeos, dibujos, objetos, construcciones, "instalaciones", proyecciones, piezas escultóricas, etcétera, encuentra un auténtico hilo conductor en una colección de heteróclitas sillas de cocina que invitan constantemente al visitante a sentarse para contemplar, haciendo así evidente el carácter escénico y narrativo que anima su trabajo.

'For security' (2004), de Jordi Colomer.
'For security' (2004), de Jordi Colomer.

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