Vida, pasión y muerte de un club de waterpolo
"¿Madrid 2012?". No, "Madrid Botellón 2006". Promoción para el 2012: Esperanza Aguirre inauguró en octubre de 2004 la nueva piscina presuntamente olímpica de Boadilla. Asistió a un partido de waterpolo. Todo fue un paripé: ni es olímpica, ni se puede jugar a waterpolo por su poca profundidad.
Después de ese día, nunca más se han vuelto a celebrar partidos. Resultados en 2005: El Club de Natación Boadilla deja de existir por falta de recursos o piscina para entrenar waterpolo. Desaparece un club que en el 2004 acabó quinto en la Primera División de la Liga Nacional, sólo superado, en Madrid, por El Canoe.
El equipo absoluto de waterpolo tiene que mendigar para poder entrenar: un día en El Canoe, otro en la M-86, otro -pagando- en el club privado Encinas de Boadilla; otras veces, a correr por el campo.
Un jugador del Boadilla paga al año más de 630 euros y entrena más de dos horas y media al día con ilusión y con la expectativa de Madrid 2012.
De la cantera de este club han salido campeones de España y nadadores y waterpolistas olímpicos (oro) y campeones del mundo. Algunos emigraron a Cataluña, donde sí se apoya este deporte, e incluso a Estados Unidos.
Hace tres años, los padres de los nadadores nos hicimos cargo de la gestión del club, para no dejar a los chicos en la calle.
Ahora, las deudas nos obligan a claudicar. La desidia de las autoridades locales y la falta total de subvenciones nos impiden siquiera acabar la temporada. Como me dijo un joven waterpolista: "¿Madrid 2012?". No, para mí quizá será: "Madrid Botellón 2006".
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