Comienza el derribo de otros tres edificios en el Carmel

El derribo de tres edificios del Carmel afectados por el hundimiento de un túnel construido durante las obras de ampliación de la línea 5 del metro empezará hoy, una vez que ayer se acabaran de apuntalar los inmuebles cercanos. Hoy se iniciará la demolición del bloque número 6 de la calle de la Conca de Tremp y de los edificios 8 y 6 del pasaje de Calafell. Los trabajos durarán entre tres y cuatro semanas, y acabarán con la retirada de los escombros.

Para garantizar la seguridad durante el derribo, se establecerá un perímetro de seguridad alrededor de los edificios y se cerrará la zona a los vecinos, permitiendo sólo la entrada a los técnicos. Antes del derribo, técnicos especializados quitarán placas de uralita de los tejados, debido a la toxicidad del amianto de ese material.

La demolición de los edificios situados en los números 6 y 8 del pasaje de Calafell, y en el 6 de la calle de la Conca de Tremp, se efectuará en gran parte de forma manual para evitar al máximo provocar desperfectos en las fincas colindantes y además se reforzarán las estructuras de los edificios vecinos con pilares de hormigón.

El derribo de estos inmuebles es consecuencia de la aparición, el pasado 27 de enero, de un gran socavón bajo una casa de dos plantas situada en el número 12 del pasaje de Calafell; como consecuencia de ello, el edificio se hundió sin provocar muertos. Tras este derrumbe, el Ayuntamiento de Barcelona ordenó desalojar unos 50 edificios de la zona en los que vivían más de 1.000 vecinos, así como dos escuelas a las que asistían cerca de 600 alumnos.

Días después del hundimiento del primer edificio, fue derribado el contiguo y se decidió la demolición de otros tres inmuebles.

Ante las nuevas demoliciones, el portavoz del Partido Popular de Cataluña, Daniel Sirera, pidió ayer el cese de "todo el equipo" del Departamento de Política Territorial y Obras Públicas por su "irresponsabilidad" en el control de las obras públicas. Sirera calificó de "intolerable, si no ofensiva", la actual actitud del Gobierno catalán, a los dos meses de los primeros hundimientos.