Los sonidos del espíritu

Con un concierto de The English Concert dirigido por Andrew Manze en el que se estrenaba en España la Missa Christi resurgentis de ese compositor perpetuamente recuperable que es Heinrich Ignaz Franz Biber, comenzaba ayer la edición número 44 de la Semana de Música Religiosa de Cuenca, una cita que, por derecho propio, ya es imprescindible en el calendario internacional de festivales. Pero, sobre todo, una cita con personalidad propia, que ha sabido flexibilizar su pretexto con músicas, por así decir, más espirituales que puramente confesionales y, al mismo tiempo, acrecentar la presencia de esa música en la liturgia propia de la Semana Santa al llevar a los oficios de la catedral, Jueves, Viernes y Sábado Santos más el Domingo de Resurrección, a esos reyes del canto gregoriano que son los componentes de Schola Antiqua, con Juan Carlos Asensio a su frente. Bien contento puede estar el obispo de que le hayan puesto ese banderín de enganche.

La Semana de Música Religiosa combina este año músicas del norte y del sur de Europa, es como un encuentro entre escuelas que en su tiempo mostraron la permeabilidad de las fronteras culturales -y no sólo eso- de un continente unido de aquella manera. Hoy comienza la propuesta, en el Auditorio, con los Amsterdam Baroque dirigidos por Ton Koopman para la Pasión según san Mateo de Johann Sebastian Bach. Y el círculo se cerrará el Domingo de Resurrección con las Vespri solenni per la Domenica di Pascua de Antonio Vivaldi, con La Risonanza y la Capilla Peñaflorida dirigidas por el experto Fabio Biondi, que ya se habrá puesto el Miércoles Santo al frente de la Joven Orquesta Nacional de España -con lo que supone siempre de refresco la presencia de esta clase de directores en formaciones no especializadas- para ofrecer un programa que representa la mezcla que propone la semana: Schütz, Vivaldi, Arriaga y Bach. Dos y dos. Antes, el mismo miércoles, una de las buenas razones para ir a Cuenca, aunque sea sólo a eso: las Variaciones Goldberg de Bach por el clavecinista francés Pierre Hantaï, que las acaba de grabar con unos resultados espectaculares. Plenamente latino será el programa de la Capella della Pietà de' Turchini dirigido por Antonio Florio -de nuevo un gran nombre para el barroco-, con obras de Pergolesi y Provenzale.

El otro hilo conductor estos

días en Cuenca será Claudio Monteverdi, uno de los creadores verdaderamente decisivos en la historia de la música y cuya escucha es siempre una cura para las sensibilidades heridas y una puesta al día para los que olvidan que la música es un continuo siempre vivo. Para ello pocos doctores tan sabios como Gabriel Garrido o Claudio Cavina. El peruano dirigirá el Viernes Santo a su Conjunto Elyma en las Vespro della Beata Vergine y el italiano a La Venexiana nada menos que en la Selva morale e spirituale, con la Missa Solemnis, las Vespro di San Giuseppe y las Vespro di San Gabriele Arcangelo, con esas tres maravillosas Salve Regina que las concluyen. Un acontecimiento que, si todo va como se prevé, dejará huella.

Luego están los conciertos misceláneos, esos que dan una imagen de una época y de sus autores. Así, el Cuarteto Brodsky -uno de los favoritos del público español- propone el estreno en España de una obra de la japonesa Karen Tanaka junto a obras de José Luis Turina y Beethoven. El contratenor Carlos Mena -de lo mejorcito del escalafón mundial- y el vihuelista Juan Carlos Rivera se centrarán, el Domingo de Ramos, en la música religiosa española de los siglos XVI y XVII mientras, el mismo día, el Ensemble Plvs Vltra y Schola Antiqua, dirigidos por el australiano-madrileño Michael Noone, reconstruirán, en la iglesia de San Miguel, la liturgia de la ceremonia de consagración del obispo don Rodrigo de Castro en la catedral de Cuenca en 1578. Al día siguiente, Cantus Cöln -que últimamente está de dulce-, dirigido por Konrad Junghänel, plantearán un programa con el título de Dichos de la vida y de la muerte, con autores que van de Schein a Rosenmüller. Y, el Martes Santo, La Trulla de Bozes, en uno de los dos conciertos gratuitos de la semana, se centrará, bajo la dirección de Carlos Sandúa, en la música mariana alrededor de 1605.

La semana no sería lo que

es sin los estrenos. Y este año, como en las últimas ediciones, los encargos se han dirigido a autores españoles y extranjeros. Los primeros, Tres poemas religiosos, con textos de Lope de Vega, de Eduardo Rincón, y El cant de Deu, de Josep Soler, llegarán de la mano de la mezzosoprano Elena Grajera y el pianista Antón Cardó en una sesión que incluirá también obras de Hugo Wolf y Johannes Brahms. El Martes Santo será el Cantus Mysticus del discutido y discutible Sir John Tavener, un inglés convertido a la iglesia ortodoxa rusa, en velada que Paul Godwin dirigirá a la Orquesta de la Comunidad de Madrid junto a piezas de Mozart y Haydn. Y el Jueves Santo se cerrará ese capítulo con la première del Stabat Mater de Pilar Jurado a cargo de un par de magníficas cantantes: Isabel Rey y Daniella Barcellona. Riccardo Frizza dirigirá a la JONDE con obras, también, de Puccini, Boccherini y Rossini -la cantata Giovanna d'Arco en la preciosa orquestación de Salvatore Sciarrino-.