Ganar la libertad

María tuvo que pedirle a su compañera y compatriota Luz que le cambiara el turno del lunes. Tenía una cita a las 12.30 de ayer en la Subdelegación del Gobierno de Córdoba. María Rosalba García Meza, colombiana de 56 años, vive y trabaja en Lucena pero no quería dejar de asistir a su cita con el subdelegado. Es la primera inmigrante, de las aproximadamente 650 personas que han presentado su solicitud en la provincia de Córdoba, que ha logrado normalizar su situación laboral gracias a la iniciativa impulsada por el Gobierno central.

Y ¿quién es María? Esta mujer viuda es un reflejo de la inmigración que busca un porvenir en Europa desde hace años. Llegó a España hace cuatro años para trabajar. Atrás, en su Manizales, dejó cuatro hijos y medio siglo de vida. Por delante, en Córdoba, trabajos en el servicio doméstico en la clandestinidad laboral.

Un año estuvo María limpiando domicilios en la capital cordobesa. Pero uno de sus hijos decidió seguir los pasos de la madre y también viajó a España. Él se fue a Lucena, a trabajar en el sector de la madera, y Luz le siguió. En este municipio cordobés, siguió trabajando en el servicio doméstico, sin contrato ni prestaciones sociales, "bregando" por intentar regularizar su situación sin éxito. Hasta que pudo acogerse a la medida excepcional de normalización abierta el 7 de febrero. El 10 de ese mes, presentó su solicitud y, el pasado jueves, un portavoz de la Subdelegación llamó a María para decirle que su caso era el primero en ser aprobado. Hasta finales de la semana pasada, otras 30 personas más lo han conseguido en Córdoba.

Era difícil que la sonrisa de satisfacción se borrase de la cara de María ayer. Ella seguirá cuidando de Pablo, el anciano que atiende junto a su compañera Luz, quien también ha presentado su solicitud en la delegación de Hacienda. Pero, ¿cuál será el mayor cambio en la vida de esta mujer? La libertad. Esa libertad de poder viajar a su Colombia sin miedo a no poder volver a entrar en España. La verdad es que la sonrisa sí desapareció del rostro de María ayer mientras charlaba con los periodistas. Se entristeció cuando recordó que, al morir su madre o algunos de sus familiares, no pudo ir hasta su tierra para despedirlos.

Hoy, mañana, pasado... María seguirá yendo a cuidar a Pablo. Las dos hijas del anciano seguirán pagándole un sueldo. Pero ella dejará de engrosar las listas de la economía sumergida. En la cabeza de esta inmigrante ahora hay dos obsesiones. La primera, que el hijo que se vino a España consiga también normalizar su situación; la segunda, traer algún día a otra de sus hijas.

El proceso de normalización se encuentra en su ecuador. En Córdoba, se han admitido 642 solicitudes a trámite. El subdelegado del Gobierno, Jesús María Ruiz, después de felicitar ayer a María, animó a todos aquellos que tienen previsto acogerse al proceso a "presenten ya la solicitud, aunque piense que no va a ser admitida". Ruiz también advirtió a las asociaciones y ONG que aconsejan a los inmigrantes no presentar la documentación hasta última hora por problemas con algún requisito de que "tendrán que responsabilizarse si no se admite la petición".