El documental de Mercedes Álvarez sobre su aldea soriana gana el premio del Festival de París
Mercedes Álvarez ha ganado con su primer largometraje, El cielo gira, el premio del Festival de París dedicado al Cinéma du Réel. El galardón otorgado por un jurado integrado por una cineasta georgiana, un técnico alemán de la restauración de filmes, un director chino, un profesor y director de fotografía estadounidense y una montadora francesa, corona el trabajo paciente de Mercedes Álvarez, que con 30 años cumplidos regresa a la aldea soriana que la vio nacer.
Ella es la última persona que vio la luz ahí, en Aldealseñor, un lugar situado en las tierras altas sorianas que simboliza el proceso de desertización del campo propio de la mayor parte de la geografía española. Sólo 14 personas viven aún en una localidad que ya se ha quedado sin panadero y sin ningún tipo de tienda.
El cielo gira abre quizá una dinastía, la de los improbables hijos o herederos de Víctor Erice. El mismo deseo de descifrar la realidad sin forzarla, el mismo espíritu en la mirada anima a la directora soriana y al cineasta vasco. En El cielo gira se habla de todo y de nada, es decir, de cómo una civilización llega a su ocaso, pero también de cómo ya ha conocido otros, salpicados de esplendores, y de cómo es posible poner en relación las huellas fósiles de los dinosaurios y los juegos de los niños, el suicidio numantino y la resistencia de Sadam Husein, la invasión almohade y la de los emigrantes magrebíes. El cielo, el tiempo, el mundo, la vida gira y Mercedes Álvarez lo muestra.
Para la directora, el Festival de París es importante, dice, "porque me ha descubierto que existe una tradición española de documental, que hay hitos a los que referirse y que éstos no son sólo franceses o anglosajones".
Mercedes Álvarez ha querido agradecer a Basilio Martín Patino, Víctor Erice y José Luis Guerín "que me enseñasen el camino del riesgo". Al margen de esa enseñanza, que ella estima fundamental, "lo que cuenta es la capacidad de cada uno para dotarse de un lenguaje propio y que ese lenguaje esté en consonancia con la realidad que quiere captar".
El festival ha mostrado este año una retrospectiva dedicada a Basilio Martín Patino que ha permitido revelar toda su actividad creadora destinada al canal televisivo andaluz. Además, en la ya citada galería de documentalistas españoles se han agrupado los apellidos conocidos de Buñuel, Velo, Esteva, Jordá, Chávarri, Neville, Guerín o Giménez Caballero y los de los casi debutantes Pablo García, Ricardo Iscar, Chema de la Peña o Nuria Aidelman.
Todo ello ha dado una tonalidad marcadamente hispana a un certamen que celebra su 27ª edición y que no sólo descubre filmes de autores, sino que también pone en evidencia la urgencia existente para salvar determinadas imágenes para la historia, como es el caso de Animación en la sala de espera, filme terrible de Rodríguez Sanz y M. Coronado, terminado en 1981 y que es uno de los más impresionantes retratos indirectos que nunca se han hecho del franquismo y de la primera transición.
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