Coloccini lanza al Depor

Fue el único fichaje invernal de un equipo sediento de novedades y, además de equilibrio en la defensa o limpieza en la salida del balón, ha aportado ese factor intangible que siempre merodea por el fútbol. La suerte, como lo denomina la convención futbolística a falta de otra explicación más racional, ha llegado a Coruña enroscada en los tirabuzones dorados de Coloccini.

El central argentino aún no ha perdido nunca con el Deportivo. A lomos de su buena estrella, en Albacete multiplicó aún más su aportación al equipo de Javier Irureta. El Depor jugó sin ariete, es decir, con esa sombra que se hace pasar por Diego Tristán. Pero allí estaba Coloccini para oficiar de lo que hiciera falta. Cuando nadie lo esperaba, se incorporó a una jugada de ataque y apareció donde debían estar los delanteros para rematar a gol un centro de Víctor. No necesitó más el Depor para llevarse la victoria, asomar la cabeza en el umbral de los primeros puestos y precipitar al Albacete por el camino de la condena.

Nada más elocuente para ilustrar el estado de esta Liga que la situación del Deportivo, el equipo que se presumía acabado al principio de campaña. Ahora resulta que el Depor va a entrar en la fase culminante del campeonato reforzado por una ilusión nueva, a tiro de piedra de los puestos que clasifican para la Copa de la UEFA, con posibilidades incluso de alcanzar lo que sería casi una proeza: acceder a la Liga de Campeones por sexta temporada consecutiva.

La supervivencia del Depor le debe mucho al desbarajuste que le precede en la clasificación. Pero también habrá que apuntarle sus méritos. En lo que concierne estrictamente al juego no ha mostrado muchos, más allá de la consistencia que le ha aportado Coloccini en la primera línea. Pero el fútbol también depende de un clima propicio, y en ese aspecto, el Depor, con un club poco dado a las reacciones viscerales y el oficio de un entrenador que es un remanso de calma, ha sabido mantener el aplomo en circunstancias muy problemáticas.

Lo mejor que se puede decir del Depor en Albacete es que supo administrar el resultado frente a un rival animoso y sin puntería. Cuando le pusieron en aprietos, el equipo de Irureta mostró su faceta más renovada, con Coloccini achicando balones en el centro y Munúa, el sustituto de Molina, parándolo todo en la portería, incluido un potente disparo de Marc González en el último instante del encuentro.

Sin grandes alardes, el Depor manejó mejor el partido en la primera parte y hasta pudo sentenciar tras el gol de Coloccini. En la reanudación, el Albacete enclaustró al Depor, que pasó por momentos de apuro. Los locales no tuvieron pegada y fueron diluyéndose con el paso del tiempo. La resistencia del Depor fue una ofrenda a la esperanza. Con todo lo que ha sufrido, aún está en condiciones de salvar la temporada.