Los goles de rebote también cuentan

El zarpazo de Deco resulta ya un recurso habitual en el Barça cuando se trata de desatascar un partido. Si Eto'o falla, como sucedió ayer; cuando Ronaldinho busca más el pase definitivo que definir; y si el camino por las bandas no alcanza para llegar al gol, el portugués aparece en la frontal, suelta un zapatazo y asunto resuelto.

En los 27 partidos que lleva jugados, Deco ha logrado ocho goles, todos desde el borde del área y cinco de ellos aliado con la suerte: ante el Espanyol le ayudó Morales; frente al Racing, la espalda de Moratón; Alexis se cruzó en su remate jugando contra el Levante, el día del Mallorca en el Camp Nou su disparo rebotó en Eto'o -el arbitro anotó el gol al camerunés- y anoche fue Prieto quien le echó una mano. Hubo otro gol con rebote, contra el Shakhtar Donetsk, en la Champions. "Es muy inteligente y puede ser que lo busque. Le pega duro y con mucho efecto", advirtió el director deportivo azulgrana, Txiki Begiristain. "No; es suerte, pero si no chutas, ni de rebote ni sin rebote, entrará. Y en algunos encuentros, como ante el Shakhtar, la pelota ya entraba", matizó el portugués. "Eso sucede porque los equipos acumulan muchos jugadores en el área, pero al final, un gol de rebote es un gol".

La afición ya está acostumbrada a ver en Deco como goleador, como el futbolista que más balones roba y como el jugador que siempre se echa al equipo a su espalda. Ayer, cuando el partido estaba atrancado y dominado por el Athletic, el portugués se ganó primero una tarjeta amarilla por su facilidad para entrar en la pelea y, al poco rato, escuchó corear su nombre por el tanto marcado. Repitió la grada su muestra de cariño cuando fue sustituido. Y se emocionó al saber que había jugado mermado por un proceso gripal. "Deco tiene la personalidad que necesita el equipo", concluyó Rijkaard. "Él y Ronaldinho han puesto el coraje que necesitábamos".