_
_
_
_
Reportaje:

Disparos de la historia

Lo escurridizo siempre acecha, pero hay un momento en que el conejo acaba en el zurrón del cazador. Con Desacuerdos se ha abierto la veda, y los artistas que antes se encontraban a salvo de los disparos de la historia han terminado con sus huesos en la olla. La melancolía que produce contemplar a Almodóvar/ MacNamara sobre el escenario se vuelve insana en el marco del museo. Y la misma impresión tenemos con La Edad de Oro, de Paloma Chamorro - ¿qué presentador de televisión sería capaz hoy de llevar su peinado y aquellos trajes de charol?-. El cubo blanco convierte a los príncipes y princesas de la movida en vulgares sapos. Y así, el cuento se acaba. Pero, ¿se acabó la historia?

Desacuerdos permite de una vez entrar en esa fase que Lacan llamó Orden Simbólico y alejarse del Imaginario, de lo psicótico, que nos hacía incapaces de vivir en la historia. En este intento de revisar el arte, las políticas y la esfera pública de la transición española, el espectador podrá por fin afirmar "yo soy", que es una manera de decir "yo soy el que ha perdido algo", o mejor, "yo soy lo que no soy". El riesgo de entrar a analizar el subconsciente del arte era mayúsculo (el subconsciente es deseo), pero ahí está Desacuerdos, para demostrar que el esfuerzo ha merecido la pena. Primero porque este proyecto no busca la auténtica satisfacción (si estamos satisfechos, no tenemos qué desear), y segundo porque ha conseguido entrar en el terreno público y promiscuo del arte, liberarlo de su miedo a la expropiación, aunque con ello haya acabado en el inevitable escenario destructor -por desactivador- del museo.

Manuel Borja-Villel ha roto todos los tabúes del mito de la exposición "sólo para enterados", pues el ingente material desplegado por las salas del Macba -una historiografía crítica de determinadas políticas artísticas a cargo de unos cuantos centenares de artistas y colectivos dispersados por todo el territorio español- se ha distribuido de acuerdo a criterios de una cómoda visualización y fácil comprensión -incluso estetización-, en un recorrido que va desde las manifestaciones de los agentes culturales que a principios de los setenta adoptaron nuevos comportamientos en relación con la estética y la política hasta la crítica a los recientes procesos de transformación del espacio público urbano (el Modelo Barcelona). La película De nens (2004), de Joaquín Jordà, se emite íntegramente, y ello debería poner énfasis a la necesidad de visitar el edificio de Meier.

En la exposición en el Jo

sé Guerrero (Granada), de formato más reducido, vídeos, documentos, películas, esculturas, pinturas e instalaciones resumen cuarenta años de activismo en la red, la poesía visual, mail art, acciones con fotocopias o las que discuten el copyright, el trabajo con el lenguaje (la sala dedicada a Zaj y al Grup de Treball), la lucha de propaganda, la crítica política de combate y los feminismos. Pero en la sede del Palacio de los Condes de Gabia es donde mejor se ha formalizado toda esa "inteligencia general", libertaria -y habría que decir también emocional- de la "carnavalización" que liberó energías y aunó de forma subterránea a colectivos que por entonces, entre 1980 y 2000, buscaban la subversión festiva y la crítica mordiente mediante la teatralización, la toma de los espacios públicos, la confusión de cuerpos o la invención de identidades. Para ilustrarlo, se exhiben los trabajos de grupos activistas y agitadores como El Muerto Vivo, la Fiambrera Obrera, Agustín Parejo School, Estrujenbank, Juan del Campo, Preiswer o Industrias Mikuerpo.

La historia nunca ha sido monógama, y para desentrañarla, uno debe operar y maniobrar dentro del sistema, hurgar en su subconsciente. Habría que recordar que antes que el Imperio de Negri y Hardt existió el principio derrideano "no hay nada fuera del texto". De esta forma, Desacuerdos resultará -la veda sigue abierta- un hermoso y conveniente panegírico para quien dibujó al Freud más filosófico y el que más honestamente supo desenterrar los tesoros ocultos entre las ruinas del edificio de la historia.

Desacuerdos. Sobre arte, políticas y esfera pública en el Estado español. Macba. Plaça dels Àngels, s/n. Hasta el 29 de mayo. Centro José Guerrero. Calle Oficios, 8. Palacio de los Condes de Gabia. Plaza de los Girones, 1. Granada. Hasta el 29 de mayo. Producción: Macba, Diputación de Granada, Universidad Internacional de Andalucía (Unia) y Arteleku.

'Esto sí es una pipa', del colectivo Preiswert Arbeitskollegen.
'Esto sí es una pipa', del colectivo Preiswert Arbeitskollegen.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_