Kaspárov deja el ajedrez

Gari Kaspárov anunció ayer que se retira del ajedrez tras ganar por novena vez el torneo de Linares y permanecer como número uno del mundo durante 20 años consecutivos, algo que nadie más ha logrado nunca en ningún deporte. El ruso, de 42 años, perdió la última partida, ante el búlgaro Véselin Topálov. Según su anuncio no sólo la última partida del torneo de la ciudad andaluza, sino de su vida en una competición oficial.

La conferencia de prensa fue muy emotiva. Con su madre, Clara Shagenovna, llorando a lágrima viva entre los periodistas, Kaspárov culpó a la Federación Internacional (FIDE) de su retirada: "Me siento toreado por esa gente, que me ha utilizado por razones publicitarias". Ese organismo canceló su duelo contra el campeón del mundo oficial, el uzbeko Rústam Kasimyánov, previsto para enero en Dubai, y le ha "tratado muy mal desde entonces".

Kaspárov tenía la decisión casi tomada hace un mes, pero quería retirarse con el trofeo de ganador del Torneo Ciudad de Linares, el mejor del mundo. Por eso, el martes, tras ganar al británico Michael Adams, asegurándose prácticamente el primer puesto por novena vez desde 1990, se reafirmó en abandonar el ajedrez profesional. Eso explica que jugase descentrado la partida del miércoles contra el indio Viswanathan Anand, que terminó en un empate rápido, y sobre todo que perdiese ayer ante Topálov tras omitir una clara continuación de tablas. "Me han fallado los nervios en los últimos dos días, ya no tenía la energía necesaria para terminar el torneo invicto".

Preguntado por los tres momentos más felices de su carrera, Kaspárov mencionó la última partida del segundo duelo contra Anatoli Kárpov, el 9 de noviembre de 1985, cuando, a los 22 años, se convirtió en el campeón del mundo más joven de la historia. También incluyó la victoria contra Kárpov, el encarnizado rival con quien se enfrentó durante más de quinientas horas entre 1984 y 1990, en la última partida del Mundial de Sevilla, el 18 de diciembre de 1987.

Y casi se emocionó, como su madre, al hablar de su vinculación con Linares: "He visto crecer en los últimos quince años a esta ciudad, que organiza el mejor torneo del mundo. Por eso, no hay mejor lugar para que diga adiós al ajedrez profesional, ni mejor momento, tras demostrar que sigo jugando al ajedrez mejor que todos los demás".

Desde ahora, Kaspárov se dedicará a escribir libros. Está a punto de terminar la serie Mis Geniales Predecesores, en seis volúmenes, sobre todos los campeones del mundo. Y para fin de año espera publicar, en quince idiomas, Cómo la vida imita al ajedrez, "sobre la gran utilidad del deporte mental en la toma de decisiones". También dedicará mucho tiempo y energía a luchar políticamente para derrotar al presidente ruso, Vladímir Putin: "Todas las personas decentes deben luchar para derrocar a ese dictador".

El Ogro de Bakú, una fiera de la competición y uno de los mejores deportistas de la historia, se mostró pesimista sobre el futuro del ajedrez: "Es obvio que la FIDE no merece ninguna confianza para terminar con el cisma y reunificar los dos títulos mundiales. En cuanto a grandes promesas, es cierto que hay talentos inmensos, como el ucranio Serguéi Kariakin y el noruego Magnus Carlsen , pero no veo a nadie capaz de popularizar el ajedrez masivamente como hicimos Bobby Fischer y yo".

Mientras la madre de Kaspárov seguía llorando de forma imparable, dos altos directivos de la FIDE, el griego Georgios Makrópulos y el georgiano Zurab Azmaiparashvili (pendiente de juicio en Palma de Mallorca por agredir a un guardia civil en la ceremonia de clausura de la Olimpiada de ajedrez de Calviá), esperaban noticias en el vestíbulo del hotel. Ambos han viajado a Linares con el objetivo de convencer a Kaspárov para que dispute el Campeonato del Mundo. Preguntado por ello, Kaspárov sentenció: "Esos dos individuos no me interesan lo más mínimo en este momento".