"Era el momento del relevo"

Entre las certezas de la votación del martes parece consolidada la de que Rouco fue apeado de la presidencia, sobre todo, por los prelados de los territorios con preponderancia nacionalista. El arzobispo de Tarragona y presidente de la Conferencia Episcopal Tarraconense, Jaume Pujol, del Opus Dei, valoró ayer positivamente la elección del obispo Blázquez. "Será un buen presidente, es una buena noticia, porque sólo Tarancón fue elegido para tres periodos y, por lo tanto, pienso que casi todos los obispos consideran que después de dos periodos es el momento de un relevo", dijo.

La resaca electoral sigue centrada en la derrota del cardenal Rouco y la inesperada elección del obispo Ricardo Blázquez como su sustituto. En 40 años de historia de la Conferencia Episcopal nunca había presidido este organismo un obispo diocesano -lo han hecho cuatro cardenales y tres arzobispos-, y rara vez ha ocurrido en el orbe católico. Cuando se produjo esa circunstancia siempre se tuvo por excepcional.

Fue el caso del obispo Jean-Pierre Ricard, elevado a arzobispo de Burdeos años después de su elección como presidente de la Conferencia Episcopal de Francia, y del actual cardenal alemán Karl Lehmann, que lideró largos años, siendo sólo obispo de Maguncia, al episcopado de ese país, al parecer por antiguos enfrentamientos con el cardenal Ratzinger, el todopoderoso miembro de la curia romana.

Nadie duda, por tanto, de que, si Roma no ha tomado a mal la elección de Blázquez y el desalojo de Rouco, su preferido para el cargo, el obispo de Bilbao será trasladado a una archidiócesis muy pronto, tal vez a Zaragoza, donde el arzobispo Yanes supera en más de dos años su edad de jubilación y está a la espera de que el Vaticano acepte su renuncia. Parece muy improbable, en cambio, que Roma eleve la categoría de la diócesis de Bilbao, que abarca el territorio de Vizcaya, más el enclave de Villaverde de Trucios, territorio de Cantabria. La Diócesis de Bilbao fue creada por Roma en 1948.