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La confesión en Puertollano, principal prueba de culpabilidad

La sentencia de 42 folios dictada por la Audiencia de Madrid sostiene que, aunque Alfredo Galán, el asesino del naipe, se negó a declarar en el juicio, ello no es óbide para su culpabilidad. El tribunal ha tenido en cuenta la confesión voluntaria que prestó Galán, delante del secretario, que dio fe, y de un juez de instrucción de Puertollano (Ciudad Real). Además, ha tenido en cuenta pruebas directas e indicios que le llevan a pensar sin ninguna duda que se trata del asesino del naipe. Una vez en la cárcel, Galán se retractó y culpó de los asesinatos a un grupo ultraderechista.

Señala el tribunal que del examen de las actuaciones y del resultado de la prueba practicada en el juicio está acreditado que todos los crímenes fueron cometidos con la misma pistola, marca Tokarev, de 7,62 milímetros. Según los jueces, cuando Galán se declaró culpable en Puertollano dio una serie detalles de cada uno de los crímenes que sólo él podía saber y que no se habían hecho públicos y que, además , se ajustaban a la realidad. Por ejemplo, habló de un punto azul colocado en el reverso de los naipes que tiraba junto a sus víctimas. También habló de un recogevainas que puso en la pistola para evitar que éstas quedasen en el suelo como pista para la policía, y de un perro marrón propiedad de una de las víctimas del bar Rojas de Alcalá de Henares. Tambián alude el tribunal a que Galán, cuando se presentó en la comisaría de Puertollano diciendo que él era el asesino de la baraja, habló de una cartera que vio sobre la mesa de la portería en la que cometió el primero de sus crímenes. Dijo que vio la cartera, que incluso describió, y que no se apoderó de ella. Efectivamente, la policía comprobó, gracias a la esposa de la víctima, la existencia de la citada cartera.

Los abogados, satisfechos

La sala señala que como elemento de prueba directa contra Galán está, además de su propia confesión, en la que ofreció detalles de los crímenes que no constaban en los atestados instruidos, los elementos balísticos encontradas en el lugar de los crímenes y que se corresponden con los cartuchos de una Tokarev calibre 7,62 milímetros, la usada para los asesinatos.

Además, en el domicilio de los padres de Galán "fue hallado un cartucho percutido cuyo calibre también es compatible con el 7,62 milímetros y [que podía ser] utilizado por una pistola Tokarev, que fue la misma que disparó los proyectiles en Alonso Cano y en el bar Rojas".

Casi todos los abogados de la acusación mostraron a los periodistas su satisfacción por la sentencia condenatoria. No así la letrada de la defensa, que anuncia un recurso.

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