La primera Universidad Gastronómica se extenderá al resto del mundo

Los responsables de la primera Universidad de Ciencias Gastronómicas, ubicada en Italia y reconocida por el Ministerio de Educación italiano y por la Unión Europea, extenderán esta experiencia al resto del mundo a partir del próximo año.

Según anunció ayer en Zaragoza el director de la Universidad de Ciencias Gastronómicas, Vittorio Manganelli, en 2006 se constituirá un grupo de expertos que estudiará la forma de llevar estos estudios universitarios a otros países del mundo.

La Universidad de Ciencias Gastronómicas, inaugurada en 2004 y promovida por el movimiento internacional Slow Food (comida lenta) que reúne a 80.000 socios de 120 países, cuenta con 90 alumnos de todo el mundo que podrán obtener, al cabo de cinco años, la licenciatura en Ciencias Gastronómicas.

Con esta licenciatura se forman comunicadores de la gastronomía, que estudian, entre otras asignaturas, enología, química, historia de la alimentación y microbiología, una nueva carrera para una nueva profesión, como la de profesores de gastronomía en las escuelas.

Manganelli anunció que esta Universidad, que ofrece también la posibilidad de hacer un máster a 25 alumnos al año, iniciará el próximo año la licenciatura en Agroecología, con la que se formarán a productores de alimentos y gestores de empresas agroalimentarias respetuosas con la biodiversidad y el medio ambiente.

Estos estudios incluyen tres viajes al extranjero al año de dos semanas como mínimo cada uno para conocer la gastronomía y las formas de producción de diferentes países.

El director de la Universidad destacó que esta iniciativa está teniendo mucho éxito en todo el mundo y que pese a su elevado coste -17.000 euros anuales- ha conseguido que más de 200 personas hayan solicitado su entrada en la primera semana de inscripción para el próximo curso, sobre todo japoneses y estadounidenses.

Durante la presentación, el etnólogo y especialista en la alimentación mediterránea Dominique Fournier reclamó una mayor atención por parte de los investigadores a la gastronomía española. Fournier destacó que la gastronomía española es legado de los romanos, los árabes y de los productos descubiertos en América, que proporciona un gran campo de investigación.

Por su parte, el secretario general de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC), Javier Aranceta, alertó sobre el incremento de la obesidad infantil en España (uno de cada cinco niños es obeso) y sobre el riesgo que corre nuestro país de perder la sabiduría gastronómica de la dieta mediterránea.

Aranceta resaltó que precisamente las Comunidades Autónomas del Mediterráneos (Cataluña, Comunidad Valenciana, Murcia y Andalucía) son las que más se alejan del patrón alimentario mediterráneo, junto con Canarias y Baleares, mientras que son las Comunidades del Norte, especialmente Asturias, las que mejor la conservan.

Indicó que el turismo en estas zonas ha fomentado hábitos alimentarios menos saludables que se concretan en la mayor ingesta de mantequillas y de comida rápida, una lacra actual de la sociedad contra la que lucha la asociación internacional "Slow Food" desde su creación en 1986.

Este movimiento defiende el patrimonio gastronómico y alimenticio de cada región frente a la comida basura, para lo que promueve la recuperación de productos alimentarios de calidad en vías de extinción, los encuentros entre productores tradicionales y las ferias del gusto entre los consumidores.