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PATRIMONIO

El Museo del Ejército guía una visita a 11 de sus mejores banderas

Once de las principales banderas que el Museo del Ejército atesora han sido seleccionadas para mostrar la evolución de la vexilología en España, en una exposición singular que tiene por escenario al Salón de Reinos del palacio madrileño hasta el próximo domingo. En esa fecha, los visitantes podrán girar al mediodía una visita guiada, en la que María Jesús Rubio, del área de Difusión del Museo, expondrá la historia y peculiaridades de las enseñas.

Éstas forman parte de la colección de 2.300 unidades, banderas, pendones y guiones que hoy, en su mayor parte, han sido retirados y guardados en planeros en un almacén militar madrileño para su conservación, dada su extrema sensibilidad a la luz y las oscilaciones de temperatura.

De los Reyes Católicos se exhibe un pendón regio, en seda, con pigmentos e hilos metálicos sobre damasco pintado. Fue reconstruido en 1918 de un original que databa de fines del siglo XV. Junto a los escudos de Castilla, León y Aragón, incluye las dos águilas coronadas de Sicilia, reino vinculado a la monarquía aragonesa.

Se exhibe también un pendón de Hernán Cortés regalado por él a Oaxaca cuando, en 1529, fue nombrado marqués de esta ciudad mexicana por Carlos I. La misma insignia fue empleada en 1812 durante la jura de la junta rebelde encabezada por el cura mexicano José María Morelos. El pendón volvió a España en 1814.

Otra de las enseñas más singulares, desplegada en 1810 durante la Guerra de la Independencia, perteneció al Batallón de Estudiantes Artilleros de la Milicia Honrada de Valencia: incluye una Inmaculada Concepción de gran tamaño pintada por Vicente López. Resalta igualmente una bandera mandada confeccionar por el general José de Palafox, héroe de la resistencia contra los invasores franceses en Zaragoza, que distinguió con ella a un batallón de voluntarios aragoneses; cayó en manos de las tropas del general Suchet en Tarragona, el 28 de junio de 1811 y fue devuelta a España por el mariscal Henry-Philippe Pétain en 1941. Es remarcable, asimismo, una de las primeras enseñas rojigualdas, que data de 1845, correspondiente al regimiento de Infantería Córdoba; con ella, el general Juan Prim, antes de entrar en combate en la batalla de los Castillejos, en 1860 en África, arengó a sus hombres espetándoles su célebre frase: "¿Vais a dejar morir sólo a vuestro general?". La exposición muestra también una bandera tricolor republicana, de 1931, perteneciente al Batallón de la Guardia Presidencial, con flecos dorados y su característico castillete en el remate superior.

De la rojigualda del regimiento de Infantería Soria, de 1945, destacan los símbolos integrados ya por Franco, como el águila imperial cuyas zarpas, con seis uñas, agarran con fuerza los escudos de Castilla y León.

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