Mourinho y la UEFA discuten por Collina

José Mourinho buscó ayer un enemigo nuevo y lo encontró en la UEFA. ¿La razón? Pita Pierluigi Collina. "Yo quería que nos arbitrara Anders Frisk para ver si nos ayudaba como ayudó al Barça en la ida", dijo con la mirada encendida en una sala de prensa de Stamford Bridge llena a reventar. Está enfadado porque hoy no podrá contar con Drogba, expulsado por doble cartulina amarilla en la ida: "Es demasiado castigo porque nos afectó en la ida y nos afectará también en este partido. No es justo. Es mucho castigo". El técnico portugués reconoció a Pierluigi Collina, el colegiado italiano que pitará el encuentro como el mejor del mundo. "Sí, es el mejor y yo siempre quiero que me piten los mejores", dijo anoche. "Pero no pedí que arbitrara él", matizó.

Hace dos semanas, unas declaraciones a un periódico portugués, desmentidas ayer, encendieron la mecha de un enfrentamiento con la UEFA: "Algo me dice que pitará Collina. Sería perfecto para el partido", escribió en boca de Mourinho el periodista luso. Ayer, William Gaillard, director de comunicación del organismo rector del fútbol europeo, emitió un comunicado lamentando la actitud del entrenador del Chelsea. "Lamentamos su actuación, que parece una manera evidente de presionar a la UEFA en la designación de los árbitros. No nos gusta que los equipos, entrenadores o jugadores hagan valoraciones sobre respecto a las designaciones de los árbitros", escribía Gaillard, "porque no se ajusta a la voluntad del juego limpio que debe imperar en las competiciones organizadas por la UEFA".

"Yo no he pedido a Collina", dijo tajante anoche Mourinho, que retó al director de comunicación de la UEFA "a asegurarse de las cosas antes de enviar comunicados". Pero, ya que no podía ser Frisk quien pitara el partido, como a él le gustaba, dio por bueno que fuera el que, según afirmó, es el mejor árbitro del mundo. "A todos nos gusta Collina", afirmó.

Insistiendo en el tema arbitral, Mourinho aseguró que las claves para ganar la eliminatoria pasan por, primero, jugar mejor que el rival -"y en Barcelona no lo hicimos"-; segundo, por afrontar el partido concentrados, y tercero, comentó textualmente: "Por que no se produzcan decisiones arbitrales que condicionen el partido". Y eso, según el portugués, con Collina no acostumbra a pasar.

No quiso Mourinho entrar en detalles de lo acontecido en Barcelona durante el descanso del partido de ida, que motivó una queja formal del Chelsea alegando que Frisk había entrado en el vestuario del Barça. "Es un caso abierto y no conviene al Chelsea hablar de él. Ni entonces ni hoy", convino Mourinho. Aquel día se produjo un incidente en el túnel de vestuarios. Un ayudante de Mourinho tuvo un rifirrafe con el ayudante de Frank Rijkaard, Ten Cate. La versión del equipo inglés es que los representantes del Barça hablaron con el árbitro durante el descanso y protestaron por considerar que el primer gol azulgrana fue obtenido en fuera de juego. Sin embargo, testigos presenciales pertenecientes a la UEFA explicaron que lo único que sucedió es que Rijkaard saludó al árbitro porque no había podido hacerlo antes de que diera comienzo el partido.

El entrenador del Chelsea no convocó ayer al holandés Robben, que ya no pudo jugar en la ida y que no se ha recuperado a tiempo de la rotura en un dedo de su pie izquierdo. "No estará ni en el banquillo", aseguró, negándose a dar la composición de su equipo, a diferencia de lo que hizo en Barcelona, cuando dio una alineación falsa, en la que no estaba Duff, que fue titular finalmente. Ayer, molesto con la UEFA, no estaba de humor para bromas.