Los efectos del viento
Esta obra significa, primero, que un coreógrafo se leyó un libro, lo que ya es en sí mismo interesante. Con grandes medios visuales, el que fuera virtuoso bailarín estrella, Kader Belarbi, aborda su primer gran ballet narrativo, donde da cita al tardoexpresionismo y evoca a Kurt Jooss y a Harald Kreusberg. A pesar de que hay efectismo gratuito, la obra se ve con fluidez y lo que habría que preguntarse es si es necesario este regreso al ballet narrativo de gran formato cuando las corrientes apuntan en otra dirección, pero ya es harina de otro costal poner en liza la errónea política de la dirección de la danza. De hecho, no basta juntar vestidos a lo Anthony Tudor, formaciones a lo John Cranko o linealidad expositiva a lo McMillan.
Ballet de la Ópera de París
Cumbres borrascosas, basada en el libro de Emile Brontë. Coreografía y puesta en escena: Kader Belarbi; música: Philippe Hersant; escenografía y luces: Peter Pabst; vestuario: Elsa Pavanel. Orquesta de la Ópera Nacional de París. Dirección musical: Vello Päha. París, 5 de marzo.
¿A quién complace esta producción y qué quedará de ella? No lo sabemos. Belarbi tiene talento, preocupaciones morales sobre la danza y su aparato filosófico; otra cosa es el resultado, un compendio donde hay también bastante belleza escénica acumulada, como por ejemplo todas esas transparencias que se vuelven opacidades; las bailarinas aéreas al estilo Taglioni, un segundo acto que se vuelve blanco y trae a la memoria a Giselle.
Elegante trabajo
Con todo, dos grandes ingredientes ayudan al creador. Primero, el elegante trabajo de Pabs en la escenografía y las luces y el efecto de una música que arropa y hace más profundo un baile que a veces se banaliza sobre sí mismo. Esa composición musical tiene referencias muy claras a Williams y a Coopland, pero busca su propia salida sonora. En la lectura coreútica también hay referencias específicas tanto a una cierta y epidérmica semejanza con Bausch y sobre todo a la creación de Roland Petit que hizo en 1982 sobre esta misma obra de Brontë con el Ballet Nacional de Marsella. Los bailarines de la obra estuvieron todos espléndidos, con especial hincapié en Nicollas Le Rich y Marie-Agnès Guillot.
Belarbi y la coguionista Agathe Berman han dividido la obra en dos actos y una sucesión de cuadros a través de los que se puede leer no demasiado claramente la compleja y terrible trama de la novela, y siempre intentando que se respire ese aire de tragedia inevitable que caracteriza al libro. Probablemente, ésta es la parte más difícil, al tratar de verter a lo escénico grandes sentimientos trágicos. Si antes destacábamos la escena coral de las mujeres acompañando a Heathcliff, también habría que mencionar la escena de amor y de los adioses o la petición de mano, donde se pone de manifiesto por encima de otras consideraciones que Belarbi ha bailado mucho, que él mismo ha sido la materia moldeable sobre la que otros han creado.
Babelia
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