Assunção también marca sin querer

"El portero está asustao, tira la falta Assunção". La rima con la que el speaker y peluquero de Manuel Ruiz de Lopera, Pepe Melado, canta la alineación verdiblanca por los altavoces del estadio de Heliópolis ha pasado de gasolina para el topicazo a profecía. Ayer lo fue. Aragoneses regaló el empate al Betis precisamente por lo que canta el peluquero de Lopera. Su respeto a la ejecución -nunca mejor dicho- de las faltas directas por parte del brasileño, se convirtió en temor cuando éste se disponía a chutar desde lejísimos en el minuto 54; a medida que la pelota se acercaba, Aragoneses pasó a vivir el horror y,

cuando ésta se le coló incomprensiblemente entre los brazos, en una solicitud urgente para que la tierra lo tragara.

Es difícil sentenciar si uno u otro equipo mereció haber ganado en el encuentro de ayer. Porque, en una Liga de la categoría de la española, no hay dudas de que ninguno se mereció puntuar con lo que ofrecieron ayer sobre el terreno de juego.

El Getafe demostró tener muy trabajada la táctica. Los jugadores ejecutaban la presión religiosamente y sin perder la concentración en ninguna oportunidad. Visto lo visto, jugadores como Joaquín u Oliveira decidieron que no les pagan por correr, ni siquiera cuando el partido parecía una bicoca para agarrarse con fuerza a los puestos que dan acceso a competir en la Liga de Campeones. De los teóricamente buenos, tan sólo Assunção se lo curró. De hecho, como nunca. Aparte, de la falta que se tragó Aragoneses, disparó otras tres a puerta, además de todos los saques de esquina.

El Getafe demostró orden. Eso está claro. Pero lo que también es diáfano es que apenas tiene mimbres para un canastillo de pan. Vivar Dorado demostró con su gol que es uno de los pocos que tiene calidad y criterio en el juego. La actuación de Michel -parece que la moda es que los arietes pesen diez kilos más de lo que deberían- y muchos otros subrayaron las carencias que no puede subsanar Sánchez Flores sin salir él a rematar las jugadas.

Entre carencias e indolencias el partido de ayer fue malo de los de verdad. Con la única excepción del golazo -y la cantada de Doblas- de Pernía en la segunda mitad.

Llorenç Serra Ferrer sufrió estoicamente la pitada de su afición y seguramente llamará al peluquero de Lopera para que le recuerde a Joaquín su rima: "La carrera y el sprint, Joaquín".