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AUTOMOVILISMO | Gran Premio de Australia de fórmula 1
Columna
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Victorias contra títulos

Ramon Besa

Aunque no debe ser tomada como referente, más que nada por las circunstancias meteorológicas y también por ser la inaugural, la carrera de Melbourne confirmó algunas cosas ya sabidas desde que los coches comenzaron a rodar este año en los circuitos de pruebas. La nueva reglamentación aumentará la competitividad y, consecuentemente, a Schumacher le resultará muy complicado revalidar el título porque la jerarquía de Ferrari y Bridgestone está seriamente amenazada por varios pilotos y también por Michelin.

El triunfo de Fisichella avala tanto la capacidad de sorpresa que deparan las pruebas que abren el calendario como la fiabilidad de Renault, que ha decidido jugar muy fuerte desde la salida frente a actitudes más conservadoras como la de la escudería de Maranello, que ha apostado por un bólido mixto, a la espera de cogerle el tranquillo a la competición. No extraña en este sentido que el campeón actuara de forma estratégica en la conservación del motor con vistas a Malaisia mientras Barrichello se subía al cajón.

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Más que victorias, Schumi y Montezemolo aspiran a sumar títulos. Tienen una perspectiva global del campeonato, y desde la azotea les incomodan situaciones como la de Australia. A la que tiene que competir, el alemán es juzgado con la misma frialdad con la que se impone en las circunstancias favorables. El gobierno que ha ejercido de la competición ha reducido su protagonismo a un papel de piloto automático. O ganaba porque salía el primero o porque en boxes le ponían en ventaja frente a cualquier adversario.

Al número uno no le apetece partir el último y, en su empeño por alcanzar la cabeza, no repara en medios. Incidentes como el de ayer con Heidfeld son habituales. A uno le avala el puesto adquirido en la carrera y al otro la condición de campeón. A Schumi le cuesta remontar porque está acostumbrado a mandar. A Alonso, en cambio, le ocurre lo contrario. Hasta el momento muy espabilado en la salida, el asturiano es imparable también en los adelantamientos. Ayer, por ejemplo, superó hasta diez rivales -acabó tercero tras partir el 13º- y, en un acto muy propio con su carácter, se felicitó como si hubiera sido el vencedor.

A diferencia de Schumacher, Alonso necesita ganar carreras para reivindicarse como aspirante al título y candidato a suceder al alemán en la escudería italiana. Ya no le basta con sumar podios (nueve) ni vueltas rápidas. Alonso sabe bien que antes de triunfar con Ferrari, éxito que le ha dado toda su grandeza, Schumi reunió dos títulos con Benetton. Así que su reto no es batir al campeón, por mucha épica que suponga, ni ser el sucesor de Senna, por su caráter de Robin Hood frente al gélido dominio del alemán, sino ser mejor y más competitivo que Montoya, Barrichello o Fisichella. Alonso empezó bien, y de ahí su alegría, pero el objetivo no es fácil; es igual de difícil quizá que el de Schumacher.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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