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Entrevista:ROSA ALBERT | Enfermera y socióloga

"El contacto con otra cultura genera estrés"

Pregunta. Acaba de hacer una tesis sobre el choque cultural de las sociedades europeas. ¿Hay realmente un choque?

Respuesta. No en los términos de Samuel Huntington, pero sí en el sentido de que tomar contacto con otra cultura diferente genera estrés y agobio, porque no se entienden las costumbres ni el idioma.

P. Usted no se basa en inmigrantes sino en gentes de un cierto nivel cultural.

R. Sí, los inmigrantes ya se sabe qué tipo de trastornos padecen, lo que está poco estudiado son los residentes y estudiantes extranjeros, y tras un análisis empírico se ha visto que también sufren estrés por aculturación.

P. ¿Qué es la aculturación?

R. Es un proceso que se da cuando una persona está obligada a convivir en una cultura diferente a la que se ha socializado. En el choque cultural hay un conflicto de valores que hace que esa persona sufra el estrés de aculturación. Todos lo sufren en mayor o menor grado. La persona lo siente y quiere afrontarlo, pero a menudo prefiere quedar relegada a un modo de vivir que no pasa de la propia urbanización. En todas las nacionalidades hay gente que se despliega y gente que se repliega.

P. ¿Viven en un mundo cerrado?

R. Se repliegan dentro de la seguridad de sus ubanizaciones y crean sus propios sistemas de redes sociales. Cada nacionalidad vive en su propio sistema y tiene contacto con la cultura huésped, o sea nosotros, en contadas ocasiones: cuando requieren los servicios médicos o servicios burocráticos. En ese momento, la gente que ha decidido replegarse sufre estrés. El conflicto cultural se produce entre esos grupos y la cultura huésped.

P. ¿Qué nacionalidades de residentes ha estudiado?

R. Holandeses, ingleses, noruegos, canadienses y suizos fundamentalmente.

P. ¿Todos mantienen ese sistema de reclusión?

R. Los ingleses son los que han creado más redes para ser más autónomos, pero, a diferencia del resto, también son los que más gustan de estar aquí. No buscan ámbitos de interacción, aunque siempre hay excepciones. Llegan con mucha ilusión de poder asimilarse, pero se agobian. Incluso han establecido su propio sistema de ayuda a domicilio con enfermeras jubiladas de su nacionalidad.

P. ¿La barrera es la lengua?

R. Es una gran barrera, pero la barrera son otra serie de cosas. Tienen menores niveles de estrés si conviven con su propia nacionalidad, entonces tienen su centro comercial, sus propios médicos... Hay un asociacionismo horizontal. En el caso de los ingleses es tan fuerte que se agrupan por hobbies o por el pueblo de origen. La cultura huésped la necesitan en contadas ocasiones, y es cuando emergen los problemas.

P. ¿Este estrés puede constituir una patología?

R. No es una patología en tanto y en cuanto no está tipificada, como tampoco lo serían los efectos secundarios de la inmigración, aunque algunos miembros ya hablan mucho del síndrome de Ulises.

P. Pero estamos hablando de culturas que no son tan distintas.

R. Sí, pero la de aquí no la sienten como propia, y eso es lo que causa el estrés.

P. ¿Tampoco la gastronomía?

R. Conocen la paella y la sangría, pero no saben qué es tapear. Cuando salen suelen frecuentar los sitios de su ambiente. Saben de nuestra cultura, pero muy limitado. Siguen con su propia gastronomía, aunque incorporan la paella, la tortilla y poco más. Les gusta nuestra manera de ser, nuestras costumbres, pero es que se agobian.

EN DOS TRAZOS

Rosa Albert (Ontinyent, 1964) es enfermera y socióloga "por accidente". Acaba de doctorarse con una interesante tesis ('El choque cultural en las sociedades europeas. Anomia e integración social') sobre los problemas de los residentes extranjeros que viven en la Comunidad Valenciana, dirigida desde el Observatorio de Tendencias Sociales de la Universidad de Alicante. En este estudio identifica los principales signos y síntomas del estrés de aculturación, cuya consecuencia es el repliegue de los residentes en sus urbanizaciones y el asociacionismo horizontal.

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