El número uno no se rinde
Michael Schumacher busca su octavo título trabajando como un principiante en Ferrari y sabiendo que es el hombre a batir
"¿Alguien duda de que estará ahí, en lo más alto del podio?". Lo dice Marc Gené y se refiere, obviamente, a su jefe de filas, el alemán Michael Schumacher. Éste tiene 36 años y arrastra la leyenda de ser el mejor piloto de la historia, con sus siete títulos mundiales de F-1, algo que nadie más ha logrado. Sin embargo, llega al Gran Premio de Australia, en Melbourne, con la misma ilusión que un principiante. Tal vez no tenga ahora el mejor coche, su Ferrari no ha sido el más rápido en las pruebas de la pretemporada, pero sí uno de los más fiables. Todos sus rivales le siguen temiendo porque no hay nadie -incluidos Fernando Alonso y Juan Pablo Montoya- que no le considere el mejor.
"Michael gana las carreras que puede ganar y a veces las que no puede", dice Ross Brawn
"En la pista es el mejor, pero en el trabajo cotidiano también", dice el probador Marc Gené
"Es una gran persona", asegura Gené, fichado este año por Ferrari como piloto de pruebas tras tres años en Williams. "Sin embargo, la base de su éxito reside en su capacidad de trabajo. Lo revisa todo mil veces y busca siempre la perfección. En la pista es el mejor, pero en el trabajo cotidiano también. Lo afronta todo con la ilusión propia de un principiante".
En este sentido no tiene rival. Ningún otro piloto de los punteros se muestra tan cordial en su relación con los mecánicos y con los ingenieros que se ocupan de su coche. Montoya, por ejemplo, puede convertirse en una auténtica furia si se produce algún error en su coche que le cueste un trompo o un abandono. Schumacher también lo acepta mal. "Todos podemos equivocarnos alguna vez", asegura Ross Brawn, director técnico de Ferrari. "Sin embargo, existe una confianza mutua en lo que hacemos. Sé que él comete errores ocasionales porque van implícitos en lo que hace. Pero también sé que siempre está concentrado, implicado y que da el máximo de sí mismo en cada carrera, y él sabe que desde el taller hacemos lo mejor para que pueda ganar". La implicación de Schumacher es asboluta. "Cuando llega al taller siempre está contento. Es una persona legal y con una personalidad muy definida", agrega Brawn. "Si alguna vez le requerimos para alguna prueba, nunca hay problemas. Lo hace y basta".
En la pista, Schumacher ofrece siempre un plus de ganas y de calidad que le concede medio segundo por encima de los demás pilotos. "Su velocidad ayuda mucho", asegura Brawn en el diario The Guardian. "Muchas veces es un elemento marginal, pero en ocasiones se convierte en un factor decisivo. Michael gana siempre las carreras que puede ganar y algunas veces incluso las que no puede".
Este año, sin embargo, es posible que todo eso no baste. Sus principales rivales, Alonso, Kimi Raikkonen y Montoya parecen mejor equipados y cuentan con los neumáticos Michelin, que han podido evolucionar con el apoyo de todas las escuderías menos Ferrari y Minardi. "Renault y McLaren han demostrado en la pretemporada que son muy competitivos", afirma Gené. "Nosotros, en cambio, comenzamos con un híbrido del coche de 2004. Eso nos concede mucha fiabilidad y Bridgestone ha trabajado muy bien. Pero no vamos a tenerlo fácil".
Su reto es alto: el año pasado Ferrari ganó 15 carreras de 18. "Es mi décima temporada en Ferrari y, como siempre, estoy algo nervioso ante el inicio", afirmó Michael Schumacher -que ha ganado cinco títulos consecutivos para la marca italiana- en la presentación del bólido para 2005. "El nuevo coche pinta muy bien", agregó. "Pero no sabremos lo bueno que es hasta más adelante". Mientras, sabrá cómo sacar petróleo de debajo de las piedras.
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