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Crítica:LA CRÓNICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

¡Antònia Font!

Antònia Font es una banda extraordinaria y su último CD, Taxi, lo más original, sencillo y bonito que he oído en mucho tiempo. Antònia Font es el optimismo y la alegría de vivir. El humor suprasensible, lo secreto y lo sutil. Por eso, el viernes, me voy a L'Espai a oírles tocar en directo. Y, al contrario de lo que sucede en el cuento de Cortázar Amamos tanto a Glenda, a mí me encanta comprobar que en Barcelona tienen tantos fans que han agotado las entradas y que incluso han propiciado una tímida reventa. Yo no soy como esos seguidores de algún cineasta o escritor de culto, que se cabrean cuando su ídolo se convierte en un ídolo de masas. Al contrario. Todos los que ocupan sus butacas en L'Espai, tan contentos, ya me caen bien por el simple hecho de ser fans de Antònia Font. Me gustaría compartir con el mundo entero la existencia de Antònia Font. Y con este puntito, antes de empezar el concierto, me dejo 10 euros en una camiseta del grupo, que ahora mismo llevo puesta.

El grupo Antònia Font tomó el nombre de la chica más guapa de la clase. Actúan el viernes en L'Espai de Barcelona

Sale Pau Debon, el cantante, luego sale Jaume Manresa, el del piano, a continuación el batería, Pere Manel Debon, y finalmente el guitarra y autor de la letra y música, Joan Miquel Oliver. Con Joan Miquel he desayunado esta mañana del concierto y me ha contado cosas. Por ejemplo, que Taxi es como Vacaciones en el mar, pero ambientado en una nave espacial. O que, cuando sacaron su primer disco, el periodista mallorquín Fernando Merino dijo que eran la evolución del rock progresivo de Sisa y Pau Riba, pero él, que tiene 31 años, no había oído nunca a Sisa, así que se fue a comprar enseguida Galeta Galàctica. Y ahora, aparte de Sisa y Pau Riba, también le gustan Cesaria Evora, Kiko Veneno o Quimi Portet. Y hace poco ha oído a Gato Pérez que, según dice, "se sale". Me habla de la película Nada en la nevera, esa que protagoniza Coque Malla. Le gusta la escena en la que la chica le pregunta al chico qué es lo que ha comprado y él le empieza a recitar todas las marcas de los productos. También me habla de la canción de Kiko Veneno Diez duritos de papel Albal. (En las canciones de Antònia Font hay burbujas de Mistol y visitas al Caprabo.)

Y empieza el concierto, con Vitamina sol, del CD Taxi. Qué bonita voz tiene Pau y qué alegría de canción. "T'estim, jo volia fer un reggae, t'estim, crec que això és més un vals, t'ho dic perquè no em vull fer el hippy, t'ho dic perquè ja tenc una edat". Me gusta cómo se mueve. Para acompañarse, repite un gesto ondulado pero rígido con los brazos. Es un gesto tímido y atrevido a la vez, porque Pau Debon es un hombre de contrastes. Viéndole vestido de negro y con esas piernas tan macizas, jamás dirías que pueda tener esa voz tan suave. Pero lo que más me gusta de él es que, en escena, no ve la necesidad de desmelenarse, de dar golpes de cabeza o de contarnos, antes de una canción, el tema sobre el que trata. Se le agradece la sobriedad.

Durante el desayuno con Joan Miquel he estado bastante cohibida y sólo le he preguntado cosas técnicas. Si se inventa antes las músicas o las letras (hace las dos cosas a la vez) o qué lee (lee a Kafka). Pero por timidez no me he atrevido a preguntarle otras cuestiones, que en el fondo eran las que quería saber. ¿Dedicará a alguien sus canciones de amor? ¿Habrá tenido aventuras tan intensas y desesperadas como da a entender la canción Tots els motors? ¿De dónde ha sacado la palabra "positrònic", que encontramos en el verso "Un cervell positrònic no absorbeix el gin-tònic" y que no sale en el diccionario? Me he fijado sobre todo en su manera de hablar. Es tímido, cosa que, por alguna razón, ya intuía. Y al igual que en las canciones, he visto que salpica su mallorquín, envidiable, de palabras en castellano como "joder". ("Que jo només sóc un robot i, joder, no ho sé tot".) A propósito de esto me ha explicado que, al estar el catalán en inferioridad de condiciones, es como si los creadores tuviesen la obligación de escribir de manera "pura", lo que le parece un error. "Me encanta inventarme palabras", me ha explicado también. Y hemos hablado de este verso: "Qué difícil separar les coales dels coals". Me ha dicho que, después de escribir una frase así, está feliz una semana.

También hemos hablado sobre los diversos prejuicios que ya pesan sobre Antònia Font. El más importante, que forman parte del "rock catalán", y según el pensamiento borrego, todos los grupos de rock catalán son iguales. El otro, y no menos importante, es que, como empezaron siendo un grupo con buenas críticas, ahora ya se ha producido la clásica respuesta negativa a las críticas positivas. Ahora, lo que toca decir es: "El rock catalán es malo y Antònia Font, no lo olvidéis, hace rock catalán". Me lo ha contado muy bien: "Hay un sector que te dice: 'Tengo un grupo que es superguay, son superbuenos y no sacan discos porque el mundo es superignorante. Si vosotros gustáis a la gente, es porque la gente es ignorante". Vaya, me he dicho. Y yo que pensaba que esto sólo ocurría en el mundo de la literatura. Por lo que veo, en todas partes cuecen prepucios.

En éstas que Pau Debon empieza a cantar los primeros compases de Alegria y un sector de la platea, entre el que me cuento, abandona sus butacas, sale al pasillo y se pone a bailar la mar de feliz.

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