Más allá de la lengua
Hace poco más de diez años se puso en marcha una iniciativa, entonces pionera y aún hoy única: hacer una red de universidades que superara las fronteras administrativas -incluso estatales- basada en los vínculos culturales y lingüísticos comunes. Así nació, de la mano del entonces rector de la Universitat de les Illes Balears, Nadal Batle, la Xarxa Institut Joan Lluís Vives, bautizada con el nombre de este ilustre valenciano.
La red universitaria se constituyó formalmente en Morella, donde hace pocos días se celebró su décimo aniversario con la participación de representantes de veinte universidades situadas de Salses a Guardamar, de Fraga a Maó. De la red formamos parte las universidades valencianas junto a las de Baleares, Cataluña, Andorra y Perpiñán, como representantes de la unión y la colaboración de territorios que comparten mucho más que un espacio geográfico marcado por el Mediterráneo.
Las universidades son un fundamento básico de la sociedad democrática
El Institut Joan Lluís Vives se propuso como objetivos la coordinación docente y de investigación y la organización de actividades de toda clase, sobre todo culturales. Hoy, el balance es muy positivo, con una actividad tan intensa como variada que va desde la más amplia oferta de cursos de verano hasta el primer programa de televisión dedicado exclusivamente al mundo universitario, Campus 33.
Una visión simplista llevaría a pensar que su centro de interés es la lengua y la cultura comunes. Sin embargo, no es así. Si bien la lengua y la cultura son el hilo que une la relación de los miembros de la Joan Lluís Vives y le dan origen y sentido, no constituyen el centro de actuación. El objetivo siempre ha sido demostrar por la vía de los hechos que estas universidades son capaces de coordinarse y trabajar conjuntamente en una diversidad amplísima de temáticas. En un contexto en el que se tiende indefectiblemente a atribuir valor político a cualquier aspecto vinculado a las lenguas sin Estado, la red de universidades Joan Lluís Vives demuestra que desde la academia, desde la ciencia, desde la razón, se pueden hacer aportaciones de toda clase a la sociedad y al mundo.
En la aldea global podría parecer que iniciativas como esta tienen un aire local poco adecuado para los tiempos que corren. Nada más lejos de la realidad. El proyecto de reconstrucción académica de la Universidad de Prístina (Kosovo) es una de las actividades de la Xarxa Institut Joan Lluís Vives en que más protagonismo ha tenido la Universitat de València.
En el verano de 1999, cuando la Universitat de València presidía el Institut Joan Lluís Vives, se produjo la incorporación al grupo de trabajo del que formaban parte el Consejo de Europa, la entonces Conferencia de Rectores Europeos, el ESIB (la principal asociación europea de estudiantes), el Ministerio de Ciencia austríaco, la conferencia alemana de rectores y algunas universidades, como la de Florencia, a título individual. Nuestra presencia fue significativa y fuimos miembros activos del grupo mientras se desarrolló el proyecto. El Institut Joan Lluís Vives fue interlocutor de las más diversas asociaciones e instituciones universitarias europeas y, sin duda, este fue un paso cualitativo importante y decisivo para la actuación internacional de la red universitaria que se materializó después en la presencia de nuestros estudiantes en las reuniones del ESIB o en la actual incorporación a la European University Association. El Instituto canalizó las ayudas de instituciones públicas y entidades privadas para la Universidad de Prístina, que de manera simbólica se incorporó a nuestra red. Además, se invitó al rector Kermeli como observador a la Conferencia de Rectores Europeos celebrada en Valencia en octubre de 1999. Se hicieron acciones específicas en el terreno de las infraestructuras, como, por ejemplo, la dotación de laboratorios experimentales y de idiomas. No obstante conviene recordar que el objetivo del proyecto no era tanto reconstruir físicamente las deterioradas instalaciones universitarias, sino trabajar por la normalización de la vida académica en los ámbitos más diversos: actualización científica del profesorado y del personal auxiliar, especialmente de bibliotecas, reconstrucción democrática de todo el entramado institucional, ayudas a la movilidad y a la actualización de los estudiantes, etcétera.
El proyecto de Prístina, iniciado bajo la presidencia del rector Pedro Ruiz Torres y en el que participó muy activamente Juli Peretó, vicerrector de Cultura de la Universitat de València en aquel momento, puso de manifiesto que las universidades son un fundamento básico de las sociedades democráticas, que pueden superar barreras geográficas y administrativas y constituir una voz de racionalidad en un mundo de intereses y de odios. Son, al fin y al cabo, universales, como señala la etimología del sustantivo con el que las denominamos. Por eso, continuaremos trabajando en la red de universidades Institut Joan Lluís Vives para dar ejemplo de colaboración y de actuación abierta al mundo.
Francisco Tomás es rector de la Universitat de València.
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