Túnel de cercanías

En pleno síndrome del Carmel somos testigos de unas justificadas reacciones contra cualquier construcción de túneles en Barcelona. Eso tiene un efecto positivo: las siguientes construcciones serán más seguras y estarán más vigiladas. La Generalitat supervisará más las construcciones de túneles, con métodos constructivos más seguros y unos estudios geológicos más apurados.

El túnel transversal que ha de construir el Ministerio de Fomento en Barcelona ha levantado las primeras reticencias. Los vecinos quieren saber si la obra es segura. Y con toda la razón. Pero las obras públicas no sólo han de ser seguras, sino también útiles y eficientes. Y este túnel no lo será. El motivo es simple, más de 230 millones de euros se invertirán en el paso de un tren que no resolverá el principal problema del ferrocarril en la región metropolitana: el colapso en las cercanías de Renfe.

A primera vista parecen dos problemas ajenos, pero el proyecto de este túnel nace como respuesta al colapso del túnel de Plaza de Cataluña. Así lo aprobaron el Plan de Infraestructuras de la ATM y Fomento en un principio: AVE por la calle Aragón, y cercanías por el nuevo túnel. Paralelamente se incrementaría la cobertura del sistema de cercanías en la ciudad de Barcelona, acercándose a más barrios, y se descongestionaría el único túnel que aporta enlaces interesantes en la actualidad: el de plaza de Cataluña.

¿Qué ha pasado para que esta inversión se dedique exclusivamente al AVE desatendiendo las cercanías?, pues que el Ayuntamiento se ha tomado el lujo de rehusar una oferta de Fomento que solucionaba dos problemas: el paso del AVE por Barcelona y la mejora de las cercanías. Gracias a esto, continuaremos hoy padeciendo unas cercanías colapsadas que convierten el viaje en un auténtico martirio, y Barcelona se agujereará por un túnel que no podremos atravesar con un billete de transporte metropolitano.