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El plan contra los atascos de la A-8 en Bilbao permanece parado desde 1998

Vizcaya espera que la construcción de la 'Supersur' resuelva los atascos

El Gobierno vasco y la Diputación de Vizcaya mantienen bloqueado desde hace siete años un plan para reducir los atascos en la autopista A-8 a su paso a Bilbao, el principal acceso a la capital vizcaína. El proyecto se gestó hace ya diez años y se plasmó en un convenio firmado en 1998 entre el entonces consejero de Interior, Juan María Atutxa, y el diputado foral José Félix Basozabal.

El proyecto pretendía que la Ertzaintza llegase al lugar en que se registrase un accidente -el principal motivo de los frecuentes colapsos que sufre la carretera en las inmediaciones de la capital vizcaína- antes de dos minutos y evitar así los atascos. Las diferencias entre los anteriores equipos de la consejería de Interior y del departamento de Obras y Transportes de la Diputación pararon el plan. La A-8, que el pasado miércoles permaneció cortada por el hielo en las cercanías de Bilbao durante casi cuatro horas, lo que atrapó en un monumental atasco a miles de conductores, registra actualmente una media de ocho horas diarias de congestión.

Ese último gran atasco en la A-8 estuvo motivado por las inclemencias meteorológicas, pese al aviso de la posibilidad de heladas difundido en los días anteriores.Al colapso circulatorio del miércoles (atrapó a miles de conductores desde las seis de la mañana y la circulación no se normalizó completamente hasta el mediodía) contribuyó la mala gestión de la Diputación, que ha reconocido que el incidente le desbordó. La Ertzaintza mantuvo cortada la A-8 en un tramo de 12 kilómetros, desde el límite con Cantabria.

Sin embargo, lo habitual es que los atascos en la A-8 se produzcan por los accidentes. Esta vía de entrada a Bilbao, tanto desde San Sebastián como desde Madrid y Cantabria, se halla al borde del colapso desde finales de los años 90. El último estudio oficial realizado por la Diputación vizcaína, referido al año 2003, concluye que por la A-8 transitan 147.000 vehículos cada día y se registra una media de ocho horas de congestión diaria, de las que una hora y tres cuartos son de colapso total en el tramo entre Sabino Arana -la entrada y salida más transitada de Bilbao- y el enlace de Kastresana, antes de llegar a Barakaldo.

Estos problemas ya se veían venir la pasada década y por eso la Diputación y el Ayuntamiento de Bilbao acordaron elaborar un plan de accesos a la capital, no exento de polémica y fricciones, que ofreciera otras alternativas por el norte.

No antes de cinco años

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En los últimos años se han construido otras tres autovías (los túneles de Artxanda y las variantes Este y Baja de Deusto) y el corredor del Txorierri, que ha creado el primer gran cinturón de circunvalación a la capital vizcaína, de 34 kilómetros. En total, 290 millones de euros de inversión que no han eliminado los atascos.

Estas autovías se presentaban entonces como la solución a los problemas de la A-8. Ahora la nueva receta es construir otra carretera: la llamada Supersur, paralela a la A-8, con 36 kilómetros y una inversión cifrada en 1.290 millones de euros. "Será la solución al colapso casi permanente de la A-8", aseguró hace unos meses el diputado general de Vizcaya, José Luis Bilbao. No estará disponible, en su primer tramo, antes del año 2010 y su conclusión definitiva se demorará hasta finales de la próxima década. Demasiado tiempo para asegurar el fin de los atascos.

Por ello, el Departamento de Interior y el área de Obras Públicas y Transportes de la Diputación vizcaína idearon hace diez años el llamado plan de control del tráfico en el Bilbao metropolitano, que se basaba en instalar equipos, como circuitos cerrados de televisión y paneles informativos, y un centro de control de tráfico que agilizasen la gestión de cualquier incidencia en la A-8 a su paso por Bilbao. El objetivo, atender de una manera inmediata un accidente -se fijó un tiempo de respuesta de dos minutos- y evitar los atascos.

Pero los celos institucionales abortaron el plan. Interior, competente en tráfico, y la Diputación, encargada del mantenimiento de las carreteras, impulsaron sus propios centros de tráfico y el proyecto quedó bloqueado. Tuvo que intervenir la Comisión Arbitral -el órgano que dirime los conflictos de competencias en Euskadi-, que dio la razón a Interior en el conflicto.

Pese a que las relaciones de la consejería con el nuevo equipo de Obras y Transportes de la Diputación ha mejorado sustancialmente, aquel proyecto, que requiere la coordinación entre ambas instituciones, sigue sin desarrollarse y, por ahora, no hay atisbos de que se active.

Diversos informes elaborados sobre este vial coinciden en que elevado número de camiones contribuye a los accidentes y, por tanto, a los atascos. El último estudio de la Diputación revela que el tráfico pesado supone más del 10% del total en la A-8, por donde a diario circulan más de 11.500 camiones. Un diagnóstico sobre el transporte, elaborado hace dos años por ecologistas, movimientos social y técnicos de la consejería de Transportes, alertaba del alto número de camiones y furgonetas en Euskadi: 63 por cada 1.000 habitantes frente a los 43 de media en la UE.

Cada año, más camiones

"Hay un dato alarmante. Cada año en la frontera de Biriatou el paso de camiones se incrementa en un 15%", afirma un miembro del grupo ecologista Bizirik. La asociación Uniport, encargada de la promoción del Puerto de Bilbao, elaboró otro estudio en 2001 en el que afirmaba que en diez años se iba a duplicar el tránsito de camiones por la A-8 hacia el recinto portuario. De los 2.700 vehículos pesados de ese ejercicio se pasaría a entre 5.600, en la hipótesis más conservadora, y 6.860 diarios para el año 2011.

"Sin ellos [los camiones]", asegura el miembro de Bizirik, "la A-8 no tendría los problemas actuales. Y hay que tener en cuenta que una carretera se destruye seis veces más rápido con el paso de camiones".

El profesor de la Universidad del País Vasco Roberto Bermejo califica de "alarmante" el flujo de entre 8.000 y 9.000 camiones que diariamente cruzan la frontera de Irún, el doble de los que había hace diez años. "Se espera que vuelva a duplicarse en los próximos cinco años, hasta los 20.000 camiones diarios en 2010", afirma en otro informe elaborado el pasado año.

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