_
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Crisis

Por fin los valencianos tenemos derecho a reconocer que huele a crisis. A los expertos en comunicación no les asusta reconocer que la crisis está a la vuelta de la esquina, porque el concepto de crisis va unido al de cambio y al de progreso. Jacques Attalí, en su Diccionario del siglo XXI, dice que la crisis es "siempre, periodo de transición entre dos fases de transición". Attalí construyó la teoría del "nómada", como arquetipo humano de este siglo que tendrá que ser ligero, libre, hospitalario, vigilante, conectado y fraternal.

Nómada viene de una palabra griega que significa competir y las características que lo identifican sitúan a esta nueva clase de hombres entre los que se mueven en las crisis como pez en el agua. Las crisis son necesarias para el desarrollo y el avance de las sociedades. Es una figura mucho más moderna que la revolución y coloca a los individuos en la tesitura de superarse a sí mismos, sin ataduras e impulsados por la confianza en el porvenir. Y de la superación de la crisis depende el futuro y la recuperación de la confianza de los humanos en sí mismos. A su vez estos conceptos están ligados a la verdad, la libertad y la realidad.

Las cosas tienen que ponerse muy mal para poder arreglarse. Y muy probablemente nos encontramos ante un conjunto de circunstancias que tensan los hechos en la Comunidad Valenciana. El panorama económico de las industrias tradicionales; el desequilibrio en las actividades productivas que han situado a la construcción como principal negocio; la desazonadora inestabilidad política entre los que tienen responsabilidad de gobierno o el presentimiento de que los ciclos políticos acaban cumpliendo su inexorable ley de vida, señalan que la crisis está ahí y puede llegar más lejos de lo que los agentes sociales esperan.

Las áreas de predicción y acción empresarial ponen en marcha sus mecanismos porque el modelo que ha funcionado en los últimos años no ofrece garantías de eficacia. Los problemas que aquejan a industrias y economía valencianas hace años -al menos diez - están diagnosticados y se era consciente de que son un resorte que acabaría saltando. Era cuestión de tiempo. La tentación del triunfalismo ha impedido tomar conciencia de la situación, con tiempo, para actuar con rapidez y decisión. Los grandes males necesitan ser compensados con decisiones radicales. El hábito en el comportamiento de los empresarios en estos temas debe ser tenido en cuenta. Y en la Comunidad Valenciana los dispositivos de cambio que propiciará la crisis, aseguran un porvenir de esperanza y reposicionamiento económico eficaz.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_