"Soy un buen profesional"
Eduard Andronache es el primer inmigrante de toda España regularizado por el proceso especial
Este mes, Eduard Mihail Andronache, rumano de 26 años, ha estrenado dos cambios en su vida. A primeros de febrero consiguió, después de pasar por muchos trabajos, un empleo en su especialidad, oficial laminador, en un taller de coches de Guadalajara.
Antes de que termine el mes, ha logrado también lo que más ansían los inmigrantes que se establecen en España, el alta como afiliado a la Seguridad Social, que sólo se obtiene con un permiso para trabajar en el país y que, por tanto, lo convierte al fin en un ciudadano de pleno derecho.
Pero Eduard Andronache es, además, el primer inmigrante cuya situación se regulariza por el proceso especial abierto por el Gobierno el pasado 7 de febrero, al que han concurrido cerca de 50.000 peticiones en las primeras dos semanas.
Hasta ayer, él pensaba que sólo era el primero de la provincia de Guadalajara y la noticia le pilló trabajando.
"Soy un buen profesional y eso ha influido", aseguró ayer tarde en el local de su empresa, el taller Aritio Lunas, en el polígono industrial Cabanillas de Guadalajara, acompañado de su jefe, David Moreno, que es quien presentó sus papeles el pasado 8 de febrero.
Andronache trabaja en una especialidad que apenas cuenta con profesionales en España, según explica su empleador. "Yo tengo con él ya a cuatro y no suelto a ninguno", agrega. Lo que hacen Eduard y sus compañeros, todos españoles, es cambiar las lunas y láminas solares de los vehículos; a veces, también tintarlas. Y tienen mucho trabajo.
"Esto lo puede hacer un mecánico, pero me tarda hora y media. En cambio, un laminador lo hace en 15 minutos", asegura Moreno, quien conoció a su empleado a través de un amigo y entonces le propuso que fuera a trabajar con él en cuanto pudiera arreglar su situación legal.
"Me sorprende que seamos los primeros, porque el trámite no es tan complicado", dice Moreno. "Lo más difícil es que el empleado lo tenga todo correcto, porque tiene que estar limpio, con un certificado de penales, y llevar seis meses empadronado. Lo demás, es que tú quieras".
No sabe si porque era de los primeros días, pero Moreno cuenta que, cuando llegaron a la oficina que lleva el proceso en Guadalajara, tuvieron que ser ellos los que explicaron al personal qué era lo que había que hacer. "No tenían ni idea", dice con guasa.
Pero Eduard Andronache había reunido todo lo necesario a conciencia. "Íbamos muy preparados. Yo por mi parte tenía todo", cuenta Andronache, con un impecable castellano que ha aprendido él solo, sin estudios, en los tres años que lleva establecido en España. "El idioma es más parecido al rumano, porque es una lengua latina. No fue tan difícil aprender", asegura.
Lo curioso es que Andronache eligió España como lugar donde emigrar, simplemente porque "era fácil de llegar" desde su ciudad natal en Rumania, Piatra-Neant. Pero su elección se ha revelado como un acierto, porque ahora él y su esposa, Julia, han decidido quedarse para siempre.
"Con esto quizá podamos ahorrar para comprar una casita. Me gusta España y estoy muy contento", afirma. Hasta ahora han vivido de alquiler en Torrejón de Ardoz (Madrid), desde donde Andronache viaja todos los días hasta la ciudad de Guadalajara en coche.
También su esposa está en el proceso para mejorar su situación, pues está empleada en una casa particular, donde cuida a los niños. "Pero lo suyo es más lento, porque es en Madrid", apunta Andronache.
Y quizá ahora, por fin, podrán plantearse tener hijos. "Lo tenemos pensado, porque tenemos ya una edad. Yo le decía: 'Cuando estemos más seguros, tendremos uno o dos, por lo menos".
Eduard Andronache sonríe sin parar mientras se hace las fotos y se abraza a su jefe, David Moreno. Cuando todo acaba, se despide y vuelve al taller diciendo: "Y ahora, a ver si trabajamos un poquito".
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