En las orillas del cubismo
Cuando, durante los meses de junio y julio de 1907, Picasso pinta Les demoiselles d'Avignon se encuentra muy excitado porque intuye que está realizando algo importante, razón por la cual oculta el cuadro y sólo lo muestra a algunos amigos que, por lo general, opinan que es incomprensible, horrible, loco y monstruoso. En él se encuentra el germen del cubismo, un tipo de pintura que desarrollarán íntegramente entre Picasso y Georges Braque. Se trata de una serie de experimentos y descubrimientos plásticos fabulosos que permitieron la expansión del espacio, el análisis de los volúmenes, la proyección de la mirada simultánea, la simulación de la velocidad, etcétera, y el desarrollo de una serie de procedimientos como los papiers collés y los assemblages, que obtendrán inmediatamente un éxito asombroso.
EL CUBISMO Y SUS ENTORNOS
Fundación Telefónica
Fuencarral, 3. Madrid
Hasta el 27 de marzo
Todos estos logros e innova-
ciones, que fueron desarrollados por Picasso y Braque entre 1907 y 1914, se conocen con el nombre de "cubismo". Muchos artistas de toda Europa se sirvieron de algunas de las innovaciones que continuamente salían de los estudios de ambos artistas. Pintores como Fernand Leger, Robert Delaunay, Juan Gris y los hermanos Duchamp adoptaron estas técnicas en su obra. Los futuristas italianos y los constructivistas rusos también las asumieron y se sirvieron de ellas. Hacia 1912 el cubismo era ya todo un "estilo", fácilmente reconocible por sus formas descompuestas y sus superficies angulosas, que practicaban más de un centenar de artistas, lo que induce a Picasso a intentar desligarse de esa pléyade de seguidores e imitadores que estaban convirtiendo unas potentes herramientas de creación en una "academia" de modernidad. No todos los artistas que participaron en esa aventura han poseído el mismo genio ni todos los cuadros tienen la misma fuerza, pero la sombra del cubismo se extiende durante dos décadas por Europa siendo una de las aportaciones más características de la modernidad vanguardista.
La Fundación Telefónica ha logrado reunir una colección de obras que claramente se encuentran bajo esa poderosa sombra que forma el entorno cubista. Se trata de 40 cuadros fechados entre 1914 y 1933, es decir, después de las grandes innovaciones. Entre ellos destacan once obras de Juan Gris, cinco de Albert Gleizes y un par de Jean Metzinger; el resto de los cuadros, algunos de ellos muy interesantes, pertenecen claramente al entorno, en ocasiones lejano, de lo que fue el cubismo picassiano. El conjunto, sin embargo, es equilibrado y, dada la escasa calidad y la incoherencia de las colecciones que se están formando en España, resulta particularmente importante. El esfuerzo realizado en la elaboración del catálogo, con estudios pormenorizados y muy documentados de cada una de las obras, convierte a esta colección en un referente que ayudará a componer y comprender la compleja historia de las vanguardias.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.