Victoria Abril canta 'bossa nova'
Su disco 'Putcheros do Brasil' sale a la venta el lunes 7 de marzo
No es la primera actriz que va a cantar, pero, a sus 45 años, Victoria Abril está como una niña con zapatos nuevos y habla con pasión de su disco de bossa nova y de los conciertos que tiene firmados a partir de abril. En Putcheros do Brasil, en el que canta en portugués -con un par de excepciones en inglés y francés-, la acompañan músicos como Niño Josele o Piraña y cuenta con la producción de Javier Limón. Asegura que, cantando, tiene "la sensación de haber pasado de uno o ninguno a multiorgásmica".
"Siempre que llego a Málaga mi tía Amparo me hace mi puchero. Y a mí me da la vida", cuenta. "Empezamos a sacar el repertorio allí este verano y cada vez que conseguíamos una versión que nos gustaba decíamos 'métela al puchero'. Como además la bossa es tristeza, saudade, penas... pues pucheros, del corazón. Fuera del mundo hispanoparlante no se iba a entender y, además, en francés, pu significa que huele mal, por eso decidimos añadir una t. Putch, golpe que ayuda a expulsar las penas fuera, y eros, amor, desamor", dice arrastrando la última palabra.
El puchero tarda dos horas a fuego lento, pero el disco le ha tomado nueve meses y le ha hecho perder nueve kilos. "Ni tres películas con Pedro Almodóvar me habían quitado tantos kilos. He llegado a la talla treinta y cuatro. No estaba así ni cuando tenía trece años", dice riendo. "La bossa nova es la banda sonora de mi adolescencia", cuenta, "fue mi despertar a la sensualidad", recuerda.
"Se canta con un hilo de voz que va haciendo pequeños dibujitos. Como el buen toreo, en los medios y con templanza. Una guitarrita, textos maravillosos, como en el flamenco, que nunca dicen I love you yeah yeah. Viene un poeta como Vinicius de Moraes y te mueres con las letras. Y llega Jobim, que es como el Che Guevara de la bossa porque revolucionó la música". Diez canciones. Clásicos como Aguas de marzo, con la voz de Concha Buika, o Agua de beber, con la de Rosa Passos. "Para cantarla hay que apuntarse al club de 'menos igual a más'; si no, es que no te has enterado de nada".
El productor Javier Limón ha entendido que quería silencios y aire. "Que tuviera vidilla como un directo. Y no he metido ni una ordinariez, ni una. Esto es lo que yo quería hacer tras veintidós años de afonía en los que no he cantado ni en la ducha de la vergüenza que me dieron aquellas mierdecillas que grabé a los 16 o 17 años. Me salían sarpullidos. Por eso era tan importante para mí hacerlo bien. Una terapia".
Babelia
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